Asistí antier a la presentación de las memorias de Queipo de Llano sobre la guerra civil, compiladas y anotadas por Jorge Fernández-Coppel. En Años de hierro anuncié su salida para el otoño pasado, como Fernández-Coppel me había avisado, pero el gran trabajo que ha significado la preparación del libro lo ha retrasado hasta ahora. Pregunté a algunos familiares, un poco en broma, cómo es que no habían dejado el archivo del general a Javier Tusell, emparentado también con la familia, y contestaron con una sonrisa burlona.
Las memorias de Queipo han sido una de las grandes piezas buscadas por los historiadores con mayor ahínco. Sus familiares las mantuvieron ocultas, primero por temor a Franco y luego a ese tipo de historiadores que ha proliferado después de Tuñón de Lara. Desde luego, se trata de un libro interesantísimo y aclaratorio en muchos aspectos: su relato de la toma de Sevilla, acción de una audacia inverosímil (pero muchos sucesos históricos reales son inverosímiles) es extraordinario, y en general muestran a un hombre con madera de héroe, de notable cultura y alejado de la caricatura que, con notable éxito, han trazado de él sus enemigos. No era un borracho, como tanto se ha insistido; en realidad prácticamente no bebía alcohol. Ni tuvo responsabilidad en el asesinato de García Lorca, de quien seguramente sabía muy poco, si es que sabía algo, como observó César Vidal en la presentación. Su represión puede considerarse "la normal" en los dos bandos (Juan Pablo Fusi habló de escribir un libro sobre el componente moral de la contienda); y en cuanto a sus célebres charlas radiofónicas, a menudo en un estilo chulesco y cuartelero, deben tenerse en cuenta las circunstancias, también en los dos bandos, aunque tanto hayan escandalizado a sujetos que, en cambio "comprenden" la matanza de Paracuellos y a otros admiradores de las checas y de la ETA, como los autores de la ley de falsificación de la historia y compañía.
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**** Miguel Sanz ha asimilado la política entreguista de Rajoy. ¿En qué difiere? En que quiere llevarla aún más lejos. Gallardón en una línea parecida, aprovecha la crisis económica para acercarse más a las tesis del PSOE. Rajoy significa la descomposición del PP. No es de extrañar que encuentra cada vez mayor eco (un tanto despectivo, también) en los medios pro etarras y similares. La "derecha democrática", le llaman los dialogantes, con recochineo.
**** LOS PADRES CREEN QUE SE "SEÑALA" A LOS OPOSITORES
La Junta de Andalucía publica en el Boletín Oficial los nombres de los objetores a EpC
Por supuesto, se trata de amedrentar. El tufo chekista...
ATC Journal. ¡Llevamos la información!
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