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Durante la contienda española, los diferentes frentes que la componían se extendían a lo largo, en algunos casos, de 200 km. Tales eran los casos de Andalucía, Extremadura y la zona centro. Sin embargo gran parte de la extensión de los mismos permanecían inactivos durante largos períodos. De forma que, tanto soldados republicanos como nacionalistas, en no pocas ocasiones, confraternizan en los frentes, según informa Juan Andrés Blanco en los Diarios de la Guerra.
Durante la contienda española, los diferentes frentes que la componían se extendían a lo largo, en algunos casos, de 200 km. Tales eran los casos de Andalucía, Extremadura y la zona centro. Sin embargo gran parte de la extensión de los mismos permanecían inactivos durante largos períodos. De forma que, tanto soldados republicanos como nacionalistas, en no pocas ocasiones, confraternizan en los frentes, según informa Juan Andrés Blanco en los Diarios de la Guerra.
Por cada metro de trincheras en activo, muchos kilómetros permanecían en calma e incluso sin defensa.
Ambos compartían el rechazo a la guerra y acordaban treguas no escritas. El principal objetivo era satisfacer las carencias de aprovisionamiento de la retaguardia. Estas treguas pactadas son innumerables, y en ellas se compartía información y productos. Ya que estos frentes estaban formados por campesinos y obreros, no eran extrañas las salidas de los parapetos para compartir el rancho, tabaco o periódicos, así como la búsqueda de algún coterráneo.
Hasta tal punto fueron frecuentes estos contactos que el mando llegó a prohibirlos. Desde entonces estas treguas fueron cada vez más inciertas.
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