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lunes, 6 de octubre de 2008

El pueblo español no tiene ayuda comparable a la que le presta la Unión Soviética.

Publicado en mayo 6, 2008

ATC
Este es uno de los titulares de contraportada del diario Mundo Obrero, órgano central del Partido Comunista, del viernes 4 de Junio de 1937, en plena Guerra Civil. Sus frases doctrinarias de portada eran “No hay más autoridad que la del Gobierno” “Al que no tenga control, se le impone”.

Esta información sale al paso de un artículo escrito dos días antes en otro órgano propagandístico, donde, al parecer, se criticaba la actitud de la URSS respecto a la escasa ayuda, que ésta, presta a la República, hasta entonces, durante la contienda. En la misma se hace una defensa a ultranza de la URSS y de su apoyo al régimen republicano, aunque sin dar cifras, ni poner ejemplos. Simplemente se dedica a calificar de trotskista y enemigo de España a su autor.

Para este órgano propagandístico: “La URSS, es la cabeza de la Revolución mundial. Está bien demostrado. En primer lugar, porque es el único país donde más de 170 millones de seres viven en el régimen socialista. Es la cabeza de la Revolución no sólo por lo que significa de incentivo para la lucha revolucionaria en los países capitalistas, sino también porque toda la política de ese gran pueblo está orientada en el sentido de lograr, como decimos antes para los pueblos que viven bajo la dominación fascista y capitalista, el mismo régimen que ellos supieron conquistar en las gloriosas jornadas de octubre de 1917 y en largos años de una lucha plagada de heroísmo y de sacrificios contra los enemigos interiores y exteriores. Es la cabeza de la Revolución mundial, por cuanto tiene por guía, por dirigente de acero, al glorioso partido bolchevique que fundara Lenin, y a cuya cabeza está el jefe del proletariado mundial, camarada Stalin.

Califica, el exaltado comunista, así msmo a la URSS como el “pueblo más poderoso y feliz del mundo”. Pero omitía que Stalin accedió al poder de la URSS gracias a un golpe de estado contra Lenin (fundador del partido) y trotsky (creador del Ejército Rojo), a quien Stalin asesinó junto a todos los líderes que se le oponían, así como a muchos millones de proletarios (casi 100 millones según algunos) aunque la cifra más extendida sea la de más de 20 millones; una vez instalado en el poder. Estas cifras nunca pudieron calcularse sobre el terreno, puesto que las fronteras de la URSS se convirtieron en un telón de acero inexpugnable y jamás, a diferencia de Alemania tras su derrota en la 2 Guerra Mundial, nadie ha podido investigarlo en el propio país.

De lo que no cabe duda para los historiadores es que Stalin fue un sanguinario dictador. De hecho murió por un derrame cerebral tras permanecer más de doce horas en su habitación, sin poder pedir auxilio y sin que nadie pudiera entrar en su habitación si él no lo ordenaba o si él no lo llamaba. Tal era el pánico que inspiraba entre sus propios correligionarios.


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