17 de Septiembre de 2008 - 10:54:14 -
Pío Moa
El entusiasmo por el Islam exhibido por Zapo, Cebrián y tantos otros –casualmente fervorosos también de la memoria chekista y de la colaboración con la ETA–, tiene que ver, sin duda, con el 11-m, pues no en vano fueron ellos sus principales beneficiarios. Y no beneficiarios pasivos de la matanza, como quien recibe una herencia o le toca la lotería, sino activos, extraordinariamente activos, no hay más que recordar cómo se movieron en aquellos días para atribuir el atentado a los islamistas, presentándolo como una justificable venganza y acusando de asesino a Aznar (las contradicciones son lo de menos en esta increíble farsa). Seguimos a oscuras sobre el asunto, y no nos ha aclarado nada fundamental la sentencia de un politizado juez pro socialista, cuya esposa, con la colaboración del marido, sacó inmediatamente un libro sobre el juicio para, dicho en términos vulgares, "forrarse" aprovechando la repercusión del caso; y no ha habido investigación sobre los indicios de origen policial. Todo ello concebible solo en una democracia tan estragada como la española.
Fueran quienes fueren los autores del 11-m, el resultado práctico ha sido el mismo: todo el beneficio para el PSOE ha provenido de la idea y la impresión de una autoría musulmana, inmediatamente justificada. Y los actos de agradecimiento comenzaron enseguida: ustedes recordarán que la primera medida importante de Zapo fue retirar de Irak a las tropas españolas que defendían a los iraquíes de asesinos parecidos a los "vengadores" del 11-m, e incitar a otros países a hacer lo mismo, lo que valió al gobierno la felicitación de los terroristas (también el PSOE tiene su propio historial terrorista). "Estamos orgullosos del Islam", acaba de decir Zapo. Faltaría más.
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El fascismo, decía Mussolini, es más cuestión de estilo que de doctrina. Para bien y para mal ha quedado como un estilo de imposición, de negación de las libertades para los demás. Del estilo de El País impidiendo la expresión ajena y defendiendo la censura puedo dar cuenta personalmente. Y basta mirar la constante campaña de Prisa por silenciar a Jiménez Losantos, y la sucia labor que en el mismo sentido desarrollan Gallardón y algunos otros del PP, para percibir el estilo fascista de unos y otros. Fascistoide o marxistoide si se prefiere, que en estas prácticas se parecen muchísimo.
**** Parece que el historiador stalinista Francisco Espinosa está indignado por una pequeña manipulación del diario El País a un artículo suyo. Nunca manifestó la menor preocupación cuando se me negó a mí el derecho de réplica, probablemente estuvo de acuerdo en ello, como tantos más.
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