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lunes, 29 de septiembre de 2008

Líneas Rectas

Edgar Morin, Andreu Nin: la resurrección de una muerte


"Andrés -Andreu en catalán- Nin nació en 1892. Joven militante revolucionario, defiende la adhesión de la CNT (la gran central sindical) a la III Internacional; es delegado al primer congreso de la Internacional sindical roja en 1921. Se queda nueve años en Moscú, donde llega a ser secretario general de la Internacional sindical. Ligado a la oposición de izquierda (Trotsky), abandona la URSS en 1930 tras la eliminación de aquella; vuelve a Barcelona, donde va viviendo gracias a la realización de traducciones de clásicos rusos. En setiembre de 1935 funda el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), una pequeña pero dura organización entre los anarquistas y los estalinistas. El POUM, aunque inspirándose en las ideas de Trotsky, tiene una organización más flexible que la bolchevique, y aunque polemiza con los libertarios mantiene con ellos relaciones corteses e incluso cordiales.

Desde los inicios de la guerra civil, Nin se opone a los métodos, a la infiltración en el aparato de estado republicano y a las mentiras del comunismo estalinista, lo que debilita su influencia política, ya que una gran parte de los republicanos pensaban que no había que atacar a los aliados soviéticos y respetaban la fuerza organizadora de los comunistas. De hecho, la República española, magnificada por la leyenda que ha ocultado sus contradicciones y sus dramas, comenzó a transformarse en la primera democracia popular del mundo, frente al sistema militar-clerical-fascistoide de Franco. El socialista Negrín, que llegara a ser presidente del gobierno, fue entonces, sin duda, un "submarino" del partido comunista (un día se podrán consultar los archivos del KGB sobre estos topos y submarinos aparentemente socialistas, demócratas liberales o católicos). Andreu Nin "desaparecía" el 16 de junio de 1937. Fue secuestrado por policías a las órdenes del NKVD y encarcelado en la prisión de Alcalá de Henares, pero sin ser registrado su ingreso. Se anunció su desaparición, y después se dijo que se había refugiado con Franco (en Salamanca) o con Hitler (en Berlín). Los archivos del KGB han revelado una carta de Orlov a sus jefes de Moscú, fechada el 22 de mayo, en la que se explica como iban a fabricarse las pruebas demostrando que Nin era un espía de Franco. Las pruebas: un texto cifrado acompañado de un plano de las defensas de la Casa de Campo de Madrid, dirigido directamente al generalísimo Franco y firmado con tinta simpática por "N". ..La maquinación del NKVD fue desenmascarada desde 1937-38, aunque no se conociesen los detalles de como fue Nin sacado de la prisión de Alcalá ni el nombre y emplazamiento del lugar donde permaneció secuestrado, ni tampoco el nombre de los ejecutores. Desde el principio, algunos "católicos" miembros del aparato judicial y policial republicano que habían recibido informes confidenciales, comunicaron éstos a los miebros del POUM. Diversos testimonios permitieron esclarecer lo fundamental del asunto. Fue muy grande la emoción que todo esto provocó en los medios antifascistas no estalinistas. Como ya he dicho, recuerdo muy bien haber leido numeroso artículos que no solamente revelaban lo absurdo de la calumnia sino que también indicaban el origen del asesinato. "...


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Robert Capa retrató una muerte real

Robert Capa retrató una muerte real
La famosa instantánea de Capa
Lunes, 29-09-08
Aquel día de sol, a poco más de un mes de comenzada la Guerra Civil española, Robert Capa estuvo con un grupo de milicianos. Era el 5 de septiembre de 1936, y la Leica del fotógrafo de origen húngaro y firme compromiso de izquierdas disparó numerosas veces. Hasta ahora sólo se conocía la imagen titulada «Muerte de un miliciano», que rápidamente se hizo famosa en todo el mundo y contribuyó a ganar apoyos internacionales para la causa republicana.
Las particularidades de la imagen -la extraña posición de la figura que cae, la ausencia visible de herida de bala, la falta de referentes espaciales, la presencia de la cámara tan inmediata a la acción- hicieron que pronto se levantaran sospechas de falsedad, en medio de una lucha de trincheras propagandista. Más de 70 años después, por fin el secreto de la toma queda desvelado con los negativos previos y posteriores a aquella singular imagen. Todo sugiere que «Muerte de un miliciano» es genuina.
Cuarenta fotografías sacadas aquel día por Capa y su novia Gerda Taro estaban metidas en la maleta descubierta recientemente en México, que contenía todo un tesoro de miles de negativos atribuidos a Capa, Taro y el también fotógrafo David Seymour, «Chim». En total, 127 rollos con material enteramente inédito sobre la Guerra Civil, cuyo hallazgo fue comparado en enero por el Centro Internacional de Fotografía de Nueva York a «encontrar el Santo Grial». Las cuarenta fotos relacionadas con Cerro Muriano, el punto de la provincia de Córdona donde murió Federico Borrell García, el miliciano de la Columna Alcoyana que Capa convirtió en símbolo de la España antifranquista, se exihibirán en el Barbican de Londres a partir del 17 de octubre.
Entre ellas, figura una instantánea captada poco antes antes del disparo que acabaría con la vida de Borrell. En ella se ve a éste levantando su fusil junto a otros compañeros, posando ante la cámara de Capa, que entonces contaba con 22 años. Una imagen posterior muestra a un segundo soldado muerto, lo que vendría a corroborar que ciertamente hubo fuego enemigo.
«Estas imágenes y un detallado trabajo de investigación van lejos en apoyar que la foto es real», afirma Cynthia Young, que ha organizado la exposición del Barbican. Para ella, la duda tendría sentido si Capa no hubiera hecho nada más notorio en aquellos años, pero su trabajo en el desembarco de Normandía lo confirma como alguien con un alta «calidad y estilo».
Todo indica que «Muerte de un miliciano» fue puro accidente. Capa y Taro, que también captó a Borrell antes de su muerte, estaban en el frente entre las filas republicanas simulando acciones de guerra cuando de pronto se produjeron inesperados disparos de las tropas franquistas. En las secuencias previas al ataque, los milicianos adoptan poses de vencedores o en lucha por la victoria; difícilmente se harían el muerto, como vencidos por el enemigo.
Federico Borrell, un anarquista de 24 años nacido en la población alicantina de Benilloba y apodado el Taino, fue reconocido después por su hermano a pesar de que en la famosa fotografía su rostro aparece borroso. Los datos oficiales así lo corroboraban, al datar su muerte el 5 de septiembre de 1936; fue el único miembro de la Columna Alcoyana en morir ese día en la lucha de Cerro Muriano...

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jueves, 25 de septiembre de 2008

Lo que Elorza sabe, oculta y confunde

Memoria histórica en El País
"Finaliza el historiador con una crítica fácil a Carrillo: "Tiene el deber moral de contar lo que realmente pasó. No lo hará". Cierto. Tampoco lo hace Elorza."

Pío Moa
Tiene razón el señor Antonio Elorza al decir que un país debe conocer su historia. Algo más confuso resulta cuando afirma: "Los españoles tienen derecho a un conocimiento preciso de lo ocurrido en los años treinta y, como ha sucedido en tantos otros países, Alemania, Francia o Italia, a exigir siquiera simbólicamente responsabilidades a los culpables". Me atrevo a dudar de que en Alemania, Francia o Italia tengan un conocimiento tan preciso del pasado como supone Elorza; y en cuanto al derecho a conocer, debe extenderse a todos los países y no sólo a los años 30: no se entienden bien tan extrañas restricciones.
Pero la cuestión aquí es: ¿contribuye nuestro historiador a tan encomiable servicio a la nación? Veamos. En un reciente artículo en El País (periódico que, entre otras muchas lindezas "democráticas" no acepta el derecho de réplica), titulado El genocidio franquista, afirma la existencia de tal genocidio con argumentos como este: "Los cientos de miles de 'gente del 17 de abril' ejecutada por los jemeres rojos, o de enemigos del pueblo fusilados en la gran purga de Stalin en 1936-38, comparten con los miles de rojos exterminados en España el hecho de haber sido víctimas de un proyecto deliberado de aniquilamiento y de constituir un grupo humano bien delimitado (genocidio)". Naturalmente, en esa definición de genocidio entran demasiadas cosas, desde cualquier guerra a cualquier matanza, por ejemplo la del 11-M, o las persecuciones de las policías políticas en cualquier dictadura "progresista" o menos progresista. Definición nuevamente confusa y por ello fácil a la demagogia.
Y aun más confusa la alusión a las matanzas de los jemeres rojos, un genocidio contra personas sin otra culpa que la de ser considerados "burgueses" por sus verdugos; y que en un país pequeño y no muy poblado afectaron no a cientos de miles sino a millones de personas, como sin duda sabe –pero oculta a los españoles– el historiador. Las purgas de Stalin, en cambio, no cuentan como genocidio, pues afectaron especialmente a comunistas por obra de otros comunistas; unos y otros responsables, eso sí, de auténticos genocidios de millones de personas (no cientos de miles, tampoco) contra el campesinado, especialmente el ucraniano. Estoy seguro de que el señor Elorza conoce todo esto, pero opta por la ocultación y la confusión, él sabrá por qué.
En cambio, ¿hubo en España un genocidio? Hubo al menos uno, el aplicado contra el clero, al que intentaron exterminar deliberadamente y casi lo consiguieron... pero no los franquistas, sino los dirigentes del Frente Popular. Esto, nuevamente, lo sabe Elorza, pero no le parece adecuado decir a los españoles una palabra al respecto, y es una lástima. ¿Existió algo semejante por la otra parte, es decir, un plan y práctica de exterminio contra los "rojos", como afirma el historiador? Rojos, en España, podían considerarse en principio los cuatro millones y medio que votaron al Frente Popular en 1936, o el millón y medio que integró las filas del ejército izquierdista, o los bastantes cientos de miles de afiliados a los sindicatos y partidos de izquierda. ¿Hubo una política de exterminio contra ellos? Si así fue, debe reconocerse su fracaso, pues el mismo Elorza habla de "miles" de víctimas y no de cientos de miles o de millones. ¿Cómo puede compararlos a las matanzas de los jemeres rojos o de Stalin? Esto es mucho peor que una confusión, y ningún historiador algo solvente haría tal equiparación. Pero en la universidad española, tan boyante, estas cosas se han vuelto habituales.
¿Y cuántos miles de rojos fueron fusilados? Se sabe con razonable aproximación, por los libros de Ramón Salas, corregidos por los de A. D. Martín Rubio, trabajos minuciosos y bien argumentados. Durante la guerra cayó en la represión de retaguardia un número de personas muy parecido en ambos bandos (60.000-70.000), y entre 25.000 y 30.000 en la represión de posguerra. Pero quizá el señor Elorza prefiera los cálculos de estudiosos subvencionados por el poder político, que desprenden en cada párrafo un odio bilioso, que emplean los bien conocidos trucos de la propaganda estaliniana, que piden la censura contra mis libros y hasta la cárcel contra mi persona, en un estilo perfectamente chekista. Si Elorza, como parece, prefiere esa literatura, pues allá él, las preferencias son libres, aunque en ellas se retrata cada cual, inevitablemente.
Para sustentar sus preferencias, Elorza (y otros muchos), cita declaraciones de Franco o de Mola en el calor de la guerra, las cuales, a su juicio, implican una decisión de genocidio contra los rojos. Este es método típico de la propaganda, pero no puede emplearlo así ningún historiador algo serio. Un historiador debe poner las declaraciones en su contexto y contrastarlas con los hechos y con las frases apreciativas o compasivas hacia el enemigo que también puede encontrar entre los jefes franquistas. Un historiador debe, además, comparar aquellas frases con las de sus contrarios, y Elorza olvida lamentablemente esta exigencia elemental. ¿No hicieron los jefes del Frente Popular declaraciones como las peores de los nacionales? Me permitiré sugerir un repaso a las expresiones de los líderes y la propaganda socialistas, y no en el calor de la guerra, sino antes, a partir como mínimo de 1933, cuando preparaban, según sus propias palabras, la guerra civil. ¿Conoce el señor Elorza estas cosas? Estoy seguro de que sí, pero, una vez más, no otorga a los demás españoles el derecho a conocerlas.
Por no extenderme indefinidamente, tocaré otro par de cuestiones clave. Ningún investigador riguroso puede hablar sin más de "víctimas del franquismo". Miles de esas "víctimas" participaron en crímenes de una crueldad espantosa, y otros miles más en expolios, saqueos y destrucciones de todo tipo. La dureza con que los vencedores aplicaron su ley al terminar la guerra causó también la muerte de muchos inocentes. Si uno habla de "víctimas" en general, está denigrando a los inocentes y ensalzando a los asesinos, y se está identificando de hecho con estos, como hace la ley de memoria chekista del gobierno, una ley que también convierte en "víctimas" indemnizables a los etarras. Asunto más patético y repulsivo por cuanto los jefes del Frente Popular dejaron a sus sicarios abandonados a su suerte, mientras ellos huían con inmensos tesoros expoliados al tesoro artístico e histórico de la nación y a particulares de todas las capas sociales. No consigo creer que nuestro historiador ignore estos hechos, pero uno queda con la fuerte impresión de que no le gusta que los sepan los españoles.
Hubo en la posguerra, pues, una mezcla de justicia y de ajuste de cuentas, pero nada comparable a un genocidio, salvo el religioso durante la contienda. Pero tenemos otro punto decisivo: Elorza asegura que "el alzamiento fue contra un régimen legalmente constituido", y también oculta aquí algo. Hubo dos alzamientos fundamentales (y bastantes más secundarios) en los años 30. El primero fue el de los socialistas y separatistas catalanes, apoyado por el resto de la izquierda, contra un Gobierno de derecha plenamente legal, y con el objetivo, por parte del PSOE, de organizar una guerra civil e implantar en España un régimen similar al de Stalin. La documentación al respecto no admite duda, y el señor Elorza debe de conocerla (salvo que no haya leído mis libros, que todo puede ser). El segundo alzamiento fue el de la derecha, en 1936, contra un Gobierno salido de unas elecciones anómalas, que estaba echando abajo la legalidad republicana y la separación de poderes, y amparaba un proceso revolucionario, con una oleada de asesinatos, incendios y asaltos a sedes derechistas, mientras perseguía a las víctimas, hasta llegar al secuestro y asesinato del líder de la oposición. Si Elorza considerara legal a semejante Gobierno, ya sabemos qué significa legalidad para él.
En suma, la "historia" que nos cuenta el señor Elorza no cumple las expectativas que él mismo suscita. Con una aparente imparcialidad, admite la existencia de humanas fieras "también" en el bando izquierdista. Pero, una vez más, vuelve a ocultar y confundir, atribuyendo los crímenes de forma especial a anarquistas y comunistas. Pero, ¿y los socialistas? ¿Y los republicanos? Todos los partidos pertenecientes de hecho o de derecho al Frente Popular comparten responsabilidades muy parecidas. Finaliza el historiador con una crítica fácil a Carrillo: "Tiene el deber moral de contar lo que realmente pasó. No lo hará". Cierto. Tampoco lo hace Elorza.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Otro golpe para la memoria histórica

César Vidal

El 15 de noviembre de 1937, André Marty, jefe de las Brigadas internacionales en España, dirigió al Comité central del Partido comunista francés el siguiente comunicado: “ En España, mezclados entre los buenos militantes comunistas, socialistas, antifascistas italianos, emigrados alemanes, anarquistas de todos los países y razas, vinieron muchos centenares de elementos criminales internacionales, y mientras que una parte de ellos se dedicaban a vivir con comodidad sin hacer nada y sin luchar, otros muchos, aprovechando el desorden de los primeros días, comenzaron una serie innumerable de delitos abominables: estupros, violencias, saqueos, asesinatos por pura maldad, robos, raptos de personas, etc....

Se enviaba a estos elementos a Albacete, el centro de formación de las Brigadas internacionales sometido a mis órdenes. Aunque una parte de los mencionados elementos lograron lavar sus culpas, yendo a luchar con valentía y cayendo en las batallas más duras libradas por las Brigadas en la defensa de Madrid, otros han dejado de manifiesto que son incorregibles. Algunos intentaron seguir con los comportamientos criminales realizados en otros lugares; se escaparon del campo de concentración en que estaban recluidos, agrediendo y asesinando a sus guardianes. Ante aquello no dudé y ordené las ejecuciones necesarias... Las ejecuciones ordenadas por mí no sobrepasan las quinientas”. El texto de Marty, jefe de las BI al que se apodó el “carnicero de Albacete” por las medidas represivas adoptadas contra sus propios hombres, resulta extraordinariamente esclarecedor.

Un buen amigo mío, norteamericano de izquierdas que vino a combatir a España y se integró en el Batallón Lincoln, me contaría décadas después cómo Marty había estado a punto de fusilarlo en una época en que se llevaba por delante a docenas de combatientes de su propio bando. Mi amigo se salvó, fue productor de alguna conocida película de John Travolta y charlaría conmigo sobre todo eso y más, pasados los años, en su hogar de Sarasota. Sin embargo, centenares de antiguos camaradas suyos no tuvieron esa suerte. Desde luego, la represión en el seno de las Brigadas internacionales no fue una excepción. Más bien, se trató de uno de los capítulos de las matanzas internas que ensangrentaron la más que cruenta Historia del Frente popular.

Seguramente más de un político y más de un ignorante encaramado a una cátedra lo negarán lanzando espumarajos, pero, durante la guerra civil española, la represión contra elementos de izquierdas no fue llevada a cabo únicamente por las fuerzas de Franco sino también, de manera escalofriantemente numerosa, por las del Frente popular. Si mediada la guerra, Marty había ordenado la ejecución de cerca de medio millar de interbrigadistas, en el curso del conflicto, los comunistas asesinarían a socialistas, anarquistas y poumistas; los socialistas darían muerte a republicanos, anarquistas y comunistas y los nacionalistas manifestarían un impulso asesino que les llevaría a dar muerte también a los extranjeros venidos a España a combatir por el Frente popular. La muerte y la represión en el seno de las izquierdas, a diferencia de lo sucedido en el bando rebelde, no la sembraría sólo el enemigo de la trinchera de enfrente, sino, de manera bien significativa, los compañeros y camaradas de bando.

Una parte de estos asesinados – 982 – han sido objeto de un estudio reciente que el 11 de septiembre, el periodista Manuel Aguilera entregó al juez Garzón. La peculiaridad de la rigurosa investigación de Aguilera es que las cerca de mil víctimas eran republicanos asesinados por gente del Frente popular y no por las fuerzas de Franco. Para colmo, buen número de este millar de asesinados se halla en la actualidad enterrados en fosas perdidas.

Entre los republicanos asesinados por gente de su propio bando a los que se refiere se hallan dos militantes del PCE, otro de UGT y otro de IR que fueron asesinados por los anarquistas el 7 de mayo de 1937 en Olite, Teruel. Los asesinos perpetraron el crimen a cuchilladas a pesar de contar con armas de fuego. También se encuentra el coronel Barceló que pertenecía al PCE y al que fusilaron soldados republicanos el 18 de marzo de 1939, 12 días antes de acabar la guerra. Igualmente menciona Aguilera a los anarquistas italianos Lorenzo de Peretti y Adriano Ferrari a los que en la noche del 3 al 4 de mayo de 1937 dieron muerte los nacionalistas catalanes del Estat Catalá, la guardia personal del presidente Companys. Y a estos casos hay que sumar los de los intelectuales anarquistas Camilo Berneri y Francesco Barbieri igualmente asesinados por los nacionalistas catalanes de Companys; las decenas de asesinados pertenecientes al POUM sobre los que se volcó la furia represora del PCE y de los agentes de Stalin o los comunistas asesinados por socialistas y republicanos durante el golpe del coronel Casado de marzo de 1939. Insisto en ello. Se trata sólo de botones de muestra porque la lista de Aguilera es rigurosa, pero no exhaustiva.

Sí constituye la lista elaborada meticulosamente por el periodista Manuel Aguilera un ejemplo del disparate que supone la ley de memoria histórica e intentos de más que dudosa legalidad como el impulsado por el juez Garzón. Deja al descubierto que la represión contra miembros de la izquierda no fue llevada a cabo únicamente por los vencedores de la guerra civil sino de manera muy especial por los vencidos que, en medio del combate, se dedicaban a exterminar a los que consideraban posibles obstáculos para sus respectivas revoluciones. Si el PCE, títere a las órdenes de Stalin, no tenía ningún problema en dar muerte a los miembros del POUM, a los anarquistas, a los socialistas o a los republicanos; el PSOE, los nacionalistas vascos y catalanes, los republicanos de izquierdas y los anarquistas tampoco se caracterizaron por el respeto hacia las vidas de los que compartían bando con ellos.

En buena medida, la derrota del Frente popular encuentra explicación en esas luchas intestinas en las que se arrancaba la vida a los denominados anti-fascistas tan sólo porque su carnet o su simpatía política era diferente a la propia. He sostenido esa tesis durante mucho tiempo – algo que a Tusell le sacaba de quicio hasta el punto de protestar contra ello por escrito – y me consta que no soy ni lejanamente el único. A fin de cuentas, es la pura verdad.

Si Garzón y los defensores de la mal llamada memoria histórica desean ser consecuentes habrán de reivindicar también a aquellos que fueron asesinados no por las tropas de Franco sino por otras fuerzas de las autodenominadas progresistas y, sobre todo, tendrán también que reconocer que no pocos de los muertos y de los que mataron en el bando del Frente popular encajan igualmente en la categoría de asesinos. Estoy leyendo estos días un libro de Jorge Fernández-Coppel sobre Queipo de Llano – una obra que, cuando se publique, se convertirá en referencia obligada – y una de las cosas que queda de manifiesto de manera descarnada, pero innegable, es que más de uno de los posibles desenterrados futuros fue un criminal al que se fusiló en venganza por los asesinatos que, previamente, había perpetrado. Ésa – como la de la represión en las filas del Frente popular - es otra de las terribles conclusiones a las que se llega cuando se estudia imparcialmente la guerra civil española. Se trata de una terrible conclusión que, en absoluto, encaja con el sectarismo de la mal llamada memoria histórica, a la que asesta un nuevo golpe. Y es el que se dedica a falsear la Historia con fines bastardos juega con el riesgo de que, al fin y a la postre, se descubra que está sirviendo de coartada a asesinos de sus propios compañeros.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Cartas desde la cárcel de los presos del POUM al Gobierno republicano

1. Carta desde la Prisión del Estado de Barcelona de 14 de julio de 1938


Excmo. Sr. Presidente de la República

Excmo. Sr. Presidente de las Cortes

Excmos. Sres. Presidente de la Generalidad y de Euzkadi

A los Comités de los Partidos y Organizaciones antifascistas

Hace ya trece meses que los que suscribimos este documento, viejos militantes del movimiento obrero, fundadores y destacados militantes del POUM, nos hallamos sufriendo prisión. Fuimos detenidos el 16 de junio de 1937. Dos días antes habíamos recibido la promesa verbal del entonces Ministro de la Gobernación, D. Julián Zugazagoitia, de que [en] el Consejo de Ministros que debía celebrarse el día 18 sería planteado y, a ser posible solucionado, el asunto de la suspensión de La Batalla. "Si por mí fuera, les autorizaría a publicar el periódico mañana mismo", había afirmado el ministro. No se dio tiempo para que dicha cuestión fuera planteada y se quiso evitar la ocasión de que el director de La Batalla compareciera libremente, según acuerdo de nuestro Comité Ejecutivo, a responder ante el Tribunal nº 1 de Barcelona, de las aviesas acusaciones lanzadas contra nosotros. Una absolución se preveía segura, hubiera echado por tierra toda la trama que, desde hacía varios meses, venía preparando el Partido Comunista para la destrucción del nuestro. Los agentes de policía obedientes a la disciplina de este Partido, llegados expresamente de Madrid y de Valencia, desencadenaron una represión despiadada contra el POUM. Eran detenidos, como "espías fascistas", los militantes y simpatizantes de nuestro Partido que podían ser habidos [hallados]. Como "espía fascista" se buscaba para apresarlo, por ejemplo, al Comandante Cahué, miembro de nuestro Comité Central, en el preciso momento en que una bala fascista ponía fin a su vida en el frente del Este. Se procedió al saqueo de todos nuestros locales sociales y de algunos de nuestros domicilios privados de los cuales desaparecieron los objetos de algún valor: máquinas de escribir, plumas estilográficas, prendas de vestir, incluso el jabón y la colonia. Se procedió a la confiscación de nuestra Editorial Marxista, malvendiéndose a cualquier precio, motejadas de "trotsquistas", las obras fundamentales de Marx, Engels, Rosa Luxemburgo, Lenin, Kautski, Bebel... Eran los prolegómenos de lo que tenía que ocurrir después. La represión se quería sangrienta. Y ha sido, meditadamente, sangrienta.

Andreu Nin fue secuestrado por unos militares en su prisión de Alcalá de Henares, y asesinado. Tenemos derecho a decir que asesinado mientras quienes tienen la obligación de hacerlo no nos demuestren lo contrario. Meses después era secuestrado en Barcelona el escritor marxista austriaco Kurt Landau. No ha vuelto a aparecer: tuvo que ser, también, asesinado. Mientras tanto moría en un lecho de hospital, a la vista de dos policías, víctima de la prisión, el hermano de nuestro diputado Joaquín Maurín, preso en Zaragoza o Salamanca. Poco después era fusilado en Lérida nuestro Comisario Marciano Mena, antiguo militante obrero y uno de los combatientes de los días heroicos de las milicias. Meses más tarde eran asesinados por la espalda, en el frente del Este, dos de nuestros viejos militantes, Hervás y Trepat, el primero sobrino del ex-comisario general y diputado Crescenciano Bilbao. El 8 de mayo del presente año fue fusilado en el campo de trabajo de Omells de Magaya, en la provincia de Lérida, junto con otros once reclusos, nuestro camarada Francisco Pina Orco. El comandante Astorga, que los hizo fusilar caprichosamente, tuvo la avilantez de comunicarle a nuestro camarada que, desde hacía tres días, obraba en su poder la orden de libertad... ¿Quien duda ya hoy en la España antifascista y en el extranjero que nuestro Partido es el "mártir de la guerra civil"?

¿Y nosotros? Durante estos trece meses hemos ido de prisión en prisión. Hemos conocido unos dieciséis calabozos y celdas diferentes. Puestos en libertad en la Cárcel Modelo de Valencia, al séptimo día de nuestra detención, en el mismo momento fuimos secuestrados a la puerta, trasladados a Madrid y metidos en un sótano sin luz ni ventilación, destinados, sin duda alguna, a correr la misma suerte que Nin. Pero esto no es, con serlo mucho, lo más ignominioso. Lo monstruoso es que, mientras un juez y un fiscal especiales nombrados por el Gobierno, instruían nuestro proceso, la prensa del Partido Comunista, con representación en ese mismo Gobierno, pudiera librarse, día tras día y sin la menor traba, a una campaña sin nombre, sin calificación, sin precedente, mientras se nos impedía a nosotros defendernos y el que se nos defendiera. Algunos periódicos dignos, de Madrid, Valencia y Barcelona, conservan montones de galeradas de artículos en defensa nuestra, simplemente en defensa de la más estricta justicia, que la censura no dejó pasar. Este hecho deshonra para siempre a esa institución.

La campaña y la represión habían remitido un poco durante algún tiempo. Últimamente ha vuelto a intensificarse. Desde hace un par de meses se viene procediendo nuevamente a la caza de militantes del POUM en la Cárcel Modelo de Barcelona y en esta Prisión [se encuentran un cierto número] de ellos, la mayoría de los cuales han sido combatientes voluntarios de las Milicias o han ocupado cargos públicos de responsabilidad desde el comienzo del movimiento. En la Cárcel de Mujeres se encuentran, desde hace más de un año, varias compañeras extranjeras, y desde hace un par de meses las compañeras de Andrade y Bonet y una muchacha de menos de 18 años, condenada a seis de prisión por la simple lectura de un periódico. Y la campaña contra nosotros va de par con la represión. Volvemos a constituir la preocupación central de las redacciones y de los comicios comunistas. A las antiguas calumnias ha venido a añadirse una nueva y de bulto: somos los responsables del hundimiento del frente del Este. Y del periódico y la hoja volandera hemos ascendido al libro traducido a varios idiomas. Últimamente se ha puesto a la venta Espionaje en España. El título es engañoso y falso, falso es el nombre del autor y falsa e inexistente es la editorial que lo presenta. Tanta falsedad no podía encubrir más que falsedades. ¿Por qué no da la cara el Partido Comunista en este vil libelo contra el POUM? ¿Teme, acaso, la escandalosa responsabilidad que supone librar públicamente los documentos que constituyen el secreto del sumario? El hecho es grave, muy grave. El Partido Comunista ha dispuesto y dispone a su guisa de la policía y de la censura. Ahora dispone a su guisa del aparato de justicia. Ahí está ese libro como prueba. ¿Quién ha librado los documentos? ¿Qué magistrado ha salido por los fueros de la justicia? Otra demostración: el Sr. fiscal que entiende en nuestro asunto ha redactado sus conclusiones. Su lectura produce sonrojo. Se trata de un vulgar resumen del libelo en cuestión. ¿Qué hace frente a este escándalo el Gobierno? ¿Qué hacen las altas autoridades de la República? ¿Y los partidos y organizaciones antifascistas? Nos explicamos perfectamente que, desde el comienzo de nuestro asunto, haya cundido la inquietud y la protesta en los medios obreros y liberales del mundo entero. Su sensibilidad se ha conmovido legítimamente ante una verdad innegable: la razón de un Partido —mejor aún, la razón de un dictador extranjero— se ha convertido, en la España antifascista, en una razón de Estado, y mientras no se reconquiste la independencia de la razón de Estado, ¿cómo hacerle creer a la opinión obrera internacional que en España se está ventilando el problema de su independencia? ¡Y aún si todo esto nos hubiera servido para que el dictador en cuestión nos hubiera enviado los medios materiales necesarios para aplastar al fascismo en nuestro país! Nuestro sacrificio habría recibido así una cierta compensación. ¿Ha sido este el caso? No.

Hace alrededor de un mes se nos comunicó oficialmente la próxima vista de nuestra causa. Ahora nos llegan barruntos de que no piensa verse en todo el verano. ¿Por qué? ¿Cuánto tiempo va a prolongarse aún esta situación? ¿No es hora ya de que se le ponga fin a esta escandalosa comedia? Está encima el segundo aniversario de las gloriosas jornadas de julio. Todos nosotros tuvimos una intervención directa en ellas. Todos expusimos nuestras vidas frente al fascismo. Entre los centenares de nuestros muertos, de los cuales nos enorgullecemos, se cuenta el primero que cayó en Barcelona el 19 de julio —el secretario de nuestras Juventudes— y el único que cayó en Valencia. El primer aniversario lo pasamos en una checa madrileña, incomunicados, amenazados de muerte. ¿Tendremos que pasar el segundo en esta prisión? Digámoslo con toda responsabilidad: ello supone una vergüenza para la España antifascista, para sus gobernantes, para sus partidos y organizaciones, a los cuales hacemos tan responsables de cuanto sucede como al propio Partido Comunista y a quienes lo mandan desde aquí y desde fuera.

Por los presos del POUM:

Los ex-miembros del comité ejecutivo:

Juan Andrade, Pedro Bonet y Julián G. Gorkin

El ex-secretario de la Juventud Comunista Ibérica

Wilebaldo Solano

El ex-miembro del comité de Barcelona

David Rey

El ex-secretario provincial de Lérida

Juan Farré

El ex-secretario provincial de Gerona

Juan Quer

El ex-redactor jefe de La Batalla

José Escuder

2. Carta desde la Prisión del Estado de Barcelona de 22 de julio de 1938


Excmo. Sr. Presidente del Consejo

Excmo. Sr. Ministro de Justicia

Comisión Ejecutiva del Partido Socialista

Estimados camaradas:

En el periódico estaliniano Las Noticias leemos hoy bajo el título a dos columnas "El proceso del POUM, medida de salud pública" un largo comunicado que firma la agencia estaliniana AIMA, del que hacemos los siguientes extractos:

"París, 21.- L´Humanité publica un artículo de Marcel Cachin, titulado "Para alcanzar la victoria", en el que se dice:

"L´Humanité ha aprobado y aprueba la decisión del gobierno español de perseguir enérgicamente y sin contemplaciones, ante el tribunal de Barcelona, a las gentes del POUM.

¿Quiénes son los ciudadanos responsables que han tomado esta resolución, después de examinar el acta de acusación de la quinta columna? Son el presidente Negrín y el Ministro de Justicia del gobierno actual.

Los dos son socialistas. En estas condiciones, tenemos derecho a encontrar extraña la obstinación de Le Populaire, que atosiga al Gobierno Negrín con observaciones, consejos, empleando indirectas, con cartas y telegramas relativos al proceso del POUM".

Y termina así:

"Por esto estamos al lado de nuestros camaradas socialistas españoles cuando juzgan al POUM, al igual que cuando con las armas en la mano defienden heroicamente su causa, que es la nuestra".

Como ustedes saben, tan bien o mejor que nosotros mismos, la polémica en torno a nuestro encarcelamiento y a nuestro proceso continúa, no sólo en Francia, sino en todos los países democráticos. Y continuará, seguramente, mientras no reciba una solución digna y justa. Y es un hecho por demás elocuente que mientras los medios liberales y socialistas nos defienden y piden garantías de justicia para nosotros, sigue la voz sañuda y monocorde del estalinismo pidiendo nuestras cabezas. Hoy comete la perfidia de decir, por la pluma de Marcel Cachin, senador comunista y director de L´Humanité, que son "el presidente Negrín y el ministro de Justicia", "los dos socialistas"; que son "nuestros camaradas socialistas españoles", quienes traducen [sic] y "juzgan" a los hombres del POUM ante los Tribunales, razón por la cual los comunistas están a su lado. ¿Aceptan ustedes esta afirmación, esta acusación? ¿La acepta el Partido Socialista? Desde luego, o ustedes la desmienten o la aprueban con su silencio.

También en Las Noticias, en Frente Rojo y en Treball del mismo día, y refiriéndose al atentado contra Maurice Thorez, que se atribuye al Sr. Doriot, se mezcla caprichosamente, miserablemente, "a los trotskistas del POUM". Es una nueva infamia. Posiblemente el atentado contra Thorez es una repetición del atentado perpetrado (?) en Barcelona, hace unos meses, contra el señor Comorera, y que se nos quiso atribuir también a nosotros. ¿A no ser que se trate, pura y simplemente, de desviar la atención de la gente del secuestro, descubierto hace poco en París, del secretario de Trotski, y que se atribuye a la policía rusa? Ignoramos, en todo caso si el Sr. Doriot tiene algo que ver con el atentado en cuestión. Desde luego, nosotros no tenemos absolutamente nada que ver con el Sr. Doriot. Éste no ha sido nunca trotskista. Nosotros no somos ni admitimos el calificativo de trotskistas. Con el señor Doriot mantuvimos relaciones, como militantes del Partido Comunista de España, cuando él era uno de los jefes del PC francés y miembro destacado del Presidium de la Internacional Comunista. Hoy lo consideramos un traidor y un enemigo de la clase trabajadora y sólo merece nuestro odio y nuestro desprecio.

¿Cuánto tiempo va a durar aún esta monstruosa iniquidad contra nosotros? ¿Durante cuánto tiempo se va a estar dando el escandaloso espectáculo de que se nos difame y calumnie a diario, sin que nos esté permitido defendernos? Esas prácticas son completamente ajenas a las tradiciones del socialismo: los socialistas no las han aceptado jamás. Y hay una cosa grave: es que la opinión pública internacional empieza a conocer nuestro proceso como "el proceso de Moscú en Barcelona". ¿Beneficia esto en algo a la causa antifascista? ¿No compromete nuestra lucha por la independencia?

Reciban nuestros saludos antifascistas.

Por los presos del POUM:

Los ex-miembros del comité ejecutivo:

Pedro Bonet y Julián G. Gorkin

El ex-secretario de las juventudes del POUM

Wilebaldo Solano

El ex-miembro del comité de Barcelona

David Rey

El ex-secretario provincial de Lérida

Juan Farré

El ex-secretario provincial de Gerona

Juan Quer

El ex-redactor jefe de La Batalla

José Escuder

3. Carta desde la Prisión del Estado de Barcelona de 17 de enero de 1939


Excmo. Sr. Presidente del Consejo de Ministros

Excmo. Sr. Presidente de la Generalidad de Cataluña

Excmo. Sr. Ministro de Justicia

A los partidos y organizaciones antifascistas

Nuestra guerra, la guerra que con tan legítimo heroísmo tiene que mantener el pueblo español contra el fascismo nacional y extranjero, atraviesa un momento particularmente grave, que obliga a la movilización de todos los esfuerzos y todos los medios. Nosotros, desde nuestras celdas, sentimos las mismas inquietudes y las mismas ansias combativas que puedan sentir los más firmes y probados antifascistas. Ello no puede extrañar a nadie, ya que somos militantes obreros de toda la vida y hemos llevado un papel activo en las luchas que el pueblo español viene sosteniendo, desde hace años, contra los enemigos tradicionales de su emancipación y su libertad. El propio tribunal que nos ha juzgado ha tenido que proclamar bien alto esa verdad y destruir las calumnias lanzadas contra nosotros. Por todo ello creemos que constituye una verdadera monstruosidad que continuemos, en tales circunstancias, inutilizados en una prisión, y pedimos:

1º Que se nos devuelva rápidamente la libertad, con el fin de llenar nuestro derecho y nuestro deber de antifascistas, de cuyo cumplimiento fuimos arrancados.

2º Que se proceda a la inmediata legalización de nuestro Partido y nuestra Juventud para que, con todos sus elementos, pueda contribuir a la resistencia y a la lucha contra el fascismo.

3º Que se abran las puertas de las prisiones de la República para todos los antifascistas sobre los que pesa la más humillante de las condenas: la de no poder sumar sus esfuerzos a los de todo el pueblo español en la lucha decisiva que sostenemos.

Estas medidas deben llevar implícitas las siguientes: el cese de toda represión contra los trabajadores revolucionarios, el respeto de las conquistas de los obreros y campesinos, realizada[s] con su sangre y su sacrificio, y el reconocimiento y la aplicación de las libertades democráticas creadoras para todas las tendencias del antifascismo, única manera de darle un contenido y una eficacia a la resistencia y de fortalecer la moral de los combatientes y de la retaguardia.

Por los presos del POUM y de la JCI

Juan Andrade

Julián G. Gorkin

Wilebaldo Solano

Edición digital de la Fundación Andreu Nin, 1999

Los silencios de Alberti

Eugenio Granell

Texto publicado en España libre, mayo-junio 1977. Incorporado a la recopilación de textos de Granel Ensayos, encuentros e invenciones (1998, Huerga&Fierro)

El infortunio se cierne sobre España. La peste comunista sucede a la franquista. Y como ser comunista está de moda, el hado, siempre al día, no le escatimó un Neruda a nuestro país.

Rafael Alberti regresó a Madrid. Hace cuarenta años se escapó de Monóvar con los jefes comunistas que aún tenían desvergüenza de incitar al pueblo que habían hundido a una resistencia inútil contra el franquismo. Alberti se fue, fervoroso comunista republicano, con el puño cerrado. Ahora volvió, fervoroso comunista monárquico -él es obediente- dándole la mano al Rey.

En Madrid, Alberti causó un modesto revuelo intelectual. Como a mariposas, sus focos deslumbraron a unos cuantos fieles, académicos y laicos. El falangista Hedilla, sumado al rosario, recibió una ovación.

Cabía esperar que el amigo de Lorca se precipitase a honrar en Granada la memoria del poeta que asesinó la Falange. No ocurrió nada de eso. Alberti se fue a Barcelona a homenajear a Neruda (q.e.p.d.), su compadre de bombos y dádivas soviéticos. Stalin los da, ellos se juntan.

Miles de españoles no comunistas cuyas visas rechazó firmar Neruda en el consulado chileno de París, en 1940, no asistieron al alimón Alberti-Neruda (fúnebre recordatorio del de Lorca y Pablo, éste vivo aún y aún no vivales). Abandonados en Francia por Neruda, sucumbieron a la bestialidad nazi
aliada con el estalinismo.

Alberti no repudió públicamente el pacto Hitler-Stalin. Tampoco se sabe -lo que es raro, siendo él tan mundial, al menos entre la secta comunista- que haya denunciado las persecuciones y asesinatos de republicanos, socialistas, anarquistas y poumistas perpetrados por su partido durante la guerra civil. Ni que haya alzado la voz contra el secuestro y tortura (despellejándolo vivo), de Andrés Nin, luego asesinado por los chekistas españoles y rusos en Alcalá de Henares. Alberti no deploró el exterminio de todos los camaradas de Lenin, ni lo alteró el asesinato de Trotski por un miembro español de su partido. Ni el fusilamiento, en Madrid, del profesor José Robles, poeta y dibujante, ordenado por los generales rusos. Ni los asesinatos de los anarquistas y socialistas
europeos Camilo Berneri, Mark Reim, Kurt Landau y muchísimos más. Ni las acciones brutales del carnicero de Albacete, André Marty, contra las Brigadas Internacionales. Ni los maltratos infligidos a los niños españoles refugiados en Rusia, muchos de ellos fusilados. No publicó Alberti su protesta por el aplastamiento de la insurrección húngara. Ni por la invasión de Checoslovaquia (decírselo en casa a algún amigo no vale). Ni por el internamiento de intelectuales, poetas y científicos en las siniestras clínicas mentales de la cheka soviética. Ni por la infame persecución que llevó a la tumba a Pasternak. Ni por la reclusión y los maltratos sufridos –entre tantos otros- por la poetisa Natalisa Gorbanevskaya. Ni por el encarcelamiento y las torturas que han convertido al poeta cubano Heberto Padilla en una piltrafa, etc., etc., etc.

Alberti permanece olímpicamente impávido ante la rueda de horrores que acumula el régimen más ignominioso de la historia humana, al cual se unció. Ni siquiera es verdad que le haya exigido al rey, en una carta, la libertad de los presos
españoles.

No se sabe, entonces, a qué vienen las adhesiones a este hombre si no están urdidas por la Poderosa máquina de su organización. Uno se aferra a creer que aún existe un alto nivel de dignidad humana. Y asímismo, el coraje indispensable para disociarse de los contubernios perpetuadores de la bruma que ampara la burla y el exterminio de la libertad.

El poeta alemán Bertold Brecht, estalinista como Alberti, no contuvo su ira cuando supo que Stalin había asesinado a su maestro Tretiakov:

Mi maestro.
Grande, amistoso.
Ha sido fusilado, lo condenó un tribunal del Pueblo.
Como un espía, su nombre es maldecido.
Sus libros, destruidos. Hablar de él
es sospechoso, y se silencia.
¿Y si es inocente?

¡Claro que era inocente, como todas las víctimas del estalinismo. El libro más tramposo sobre la guerra civil lo escribió un amigo íntimo de Alberti: el agente soviético, que en España pasó por periodista, Mijail Koltsov. Es una catarata fangosa contra todo el que no fuese comunista. Koltsov falsifica la figura de un héroe. Inventa un nuevo Cid, liberador de todas las Españas: Rafael Alberti. Stalin llamó a Koltsov a Moscú. La cheka lo liquidó de un tiro en la nuca. Nunca denunció Alberti el asesinato de su admirador. A esto por lo menos se le llama
desagradecimiento.

A Manuel Machado se le reprochó mil veces haberse negado a interceder en favor de Miguel Hernández, prisionero del franquismo. Manuel Machado, vivo, se calló. A Hernández pronto lo calló la muerte. No se sabe por qué haya que amnistiar a Alberti de todos sus silencios. De su deshonor -de ese “deshonor de los poetas” contra el que clamó Benjamín Péret.

Neruda muerto y Alberti vivo, son, por su renombre, peligrosas trompetas del escarnio y la mentira, y cómplices del silencio que ampara el robo de la libertad y de la vida. Ambos saben mejor que nosotros la dimensión de su impostura. Sin libertad no hay poesía. Suprimir la libertad es matar el vivir.
Quien la corrompe es un corruptor, no un poeta. Quien obedece sin rebelarse es un esclavo, no un poeta. “La política, que deshonró a Neruda y a Aragón, le ha dado la razón a Breton demasiado tarde”, acaba de declarar Octavio Paz, la
voz más alta de la poesía española. Esa misma política también deshonró a Alberti.

No es demasiado tarde. La palabra libre y liberadora de Breton resuena más potente que nunca. Quien regresó a España no fue el autor de Marinero en Tierra. Fue su sombra, su Ka. Primero mandó su autorretrato: El adefesio. Tan pronto llegó él, pudo verse cómo ambos, sarcófago y momia, se ajustan cabalmente.

Un día, Juan Ramón Jiménez le había escrito: “Ha trepado usted, para siempre, al trinquete del laúd...”. Juan Ramón, que era un humorista, no se habría divertido al comprobar que el trepador eterno acabaría aplastando el instrumento con su
callar de plomo y su verso encadenado.

Edición digital de la Fundación Andreu Nin, diciembre 2001.

Cuando Juan Luis Cebrián repudiaba la 'memoria histórica'

Reproduzco un artículo colgado en mi blog en abril de 2007 en el que enlazaba a una tribuna de Juan Luis Cebrián. En enero de 1977 este periodista criado en los medios de comunicación franquistas, escribía que estaba harto de los muertos de uno y otro bando de la guerra. Parece que la progresía, la misma que pedía la amnistía (¡algo malo habrían hecho!) ahora quiere jugar a las tabas.

Juan Luis Cebrián, hijo de un alto cargo de la Prensa del Movimiento, el falangista Vicente Cebrián, y director de los Servicios Informativos de RTVE en 1974 a los 30 años, escribió en enero de 1977 en El País un artículo en el que condenaba todo recuerdo de todos los muertos de la guerra. Unos años después, se ha convertido en ideólogo de la memoria histórica.

Extraigo unos párrafos del artículo, titulado El final de una guerra y publicado el 9 de enero de 1977. A ver si el servicio de prensa de la Audiencia Nacional se lo pasa a Garzón.

Las víctimas en las guerras civiles no se deben exaltar por ninguno de los dos bandos, ni mucho menos por el victorioso, en menosprecio de quienes fueron derrotados. Lo contrario equivale a perpetuar el espíritu del fraticidio.
(...) Yo no voy a terciar en esa polémica cruel sobre quién asesinó más en aquellos años. Se asesinó y basta. Y no nos duelen a los españoles de hoy más los crímenes de un bando que los de otro.
(...) Hasta hace sólo un par de años los medios de comunicación oficial han machacado sobre nuestras cabezas la única realidad tangible: que el Poder de Franco también se basaba en el derecho de conquista y no era otro que el del vencedor de una contienda que acabó siendo permanente [Bien lo sabía él, que fue fue director de los servicios informativos de RTVE y redactor-jefe en el falangista Arriba].
(...) Cada vez que el Rey o el Gobierno dan un paso hacia la reconciliación deseada hay alguien que saca Paracuellos, Guernica, las tapias del cementerio del Este, Grimau, Carrero, la calle del Correo, Montejurra...
(...) sólo sobre la superación del pasado, de todos los pasados es pensable construir el presente
(...) Es imposible construir una democracia pacífica basada en el rencor, la revancha, o la prepotencia.
(...) Sólo con un total olvido objetivo de los temas que nos dividieron sangrientamente podrán los españoles construir su nueva paz civil. No se trata de reparar hipotéticos errores de la justicia, sino de ejercitar el mutuo perdón humano.
Hoy toca enterrar definitivamente nuestras diferencias.

Bueno, pues ahora, tal como Cebrián expuso en ese libro-guía del PSOE El futuro no es lo que era, toca desenterrar las diferencias. ¡Hay que j...: los señoritos del franquismo pidiendo purgas! ¿Por qué no empiezan por execrar de sus padres que tan bien les colocaron en el régimen?

En esto ha acabado el progresismo: fosas comunes, eutanasia y aborto. Muerte, muerte y muerte.

La familia Lorca se opone a que la exhumación del poeta sea "un espectáculo mediático"


UNA INTERPRETACIÓN "MUY SIMPLISTA" DEL ASUNTO

La familia del poeta Federico García Lorca no quiere que la apertura de la fosa en la que yacen los restos del escritor se convierta en "un espectáculo mediático". Los Lorca no pondrán objeción a la apertura de ésta, si así lo estima el juez Garzón, aunque siguen siendo "reacios". Los familiares el escritor han reiterado su deseo de que los restos del poeta "reposen para siempre donde están".

LD (EFE) Los familiares de Federico García Lorca se han opuesto a que la posible apertura de la fosa común, en la que supuestamente está enterrado el poeta granadino junto a otros fusilados, se convierta en "un espectáculo mediático". Ante la posibilidad de que un proceso judicial concluya con la búsqueda y posterior exhumación de los restos del enterramiento donde se encontraría Lorca, la familia ha manifestado su "respeto" por los deseos de todos los familiares de las víctimas para ejercer su derecho de decidir qué hacer con los restos de sus antepasados.

Asimismo, ha mostrado a través de un comunicado su apoyo a la iniciativa de investigar y dar a conocer la identidad y las circunstancias de la muerte de todos los asesinados por el franquismo.No obstante, y aunque la última palabra depende de una decisión judicial, los familiares de Lorca han reiterado su deseo, que consideran "tan legítimo como el de otros familiares", de que los restos del poeta "reposen para siempre donde están".

Se acatará la de decisión judicial

Laura García Lorca, sobrina nieta del poeta, ha afirmado que su familia no pondrá objeción a la apertura de la fosa común en la que yacen los restos del escritor si así lo estima el juez Baltasar Garzón, aunque consideran que practicar una exhumación parcial sería "desvirtuar" la memoria histórica. "Ni queremos ni podemos oponernos a una decisión judicial, pero queremos dejar clara nuestra posición, como hemos hecho siempre", ha manifestado la familiar del poeta, que mantiene que siguen siendo "reacios" a la posibilidad de que se abra la fosa.

El pronunciamiento de los Lorca, que darán a conocer hoy de forma oficial a través de un comunicado, se produce después de que la familia de Dióscoro Galindo, el maestro supuestamente enterrado junto al poeta, formalizara el pasado día 10 ante la Audiencia Nacional su petición de que se exhumen sus restos. Esa solicitud la hicieron extensiva a la del banderillero Francisco Galadí, cuyos restos también descansarían en la misma fosa común entre las localidades de Víznar y Alfacar.

"Una interpretación muy simplista"

Los familiares de Lorca, entre quienes ha habido "unanimidad" a la hora de adoptar esta decisión, siempre han sido "respetuosos" con los deseos de los parientes del resto de fusilados junto al poeta granadino, mantiene su sobrina nieta. Entienden los Lorca no obstante que su postura en este asunto no ha sido del todo respetada: "Se ha dado una interpretación muy simplista de lo que significa no querer abrir la fosa, al equipararse el no querer abrirla con no querer saber", ha dicho. García Lorca sostiene que "no es equiparable", y que la intención de la familia desde la fundación que lleva el nombre del poeta granadino, ha sido siempre la de poner sus documentos a disposición de los historiadores para "conocer, estudiar e investigar".

"No querer abrir la fosa no significa no querer conocer la historia y denunciarla", ha incidido García Lorca. Para los Lorca, una "exhumación parcial" en el barranco de Víznar donde supuestamente yacen los restos de Federico, "desvirtuaría" el lugar y la memoria histórica de lo que ocurrió, por lo que siguen siendo partidarios de que "la fama de Lorca sirva para proteger ese lugar como lugar de la memoria pública" contra "la salvaje represión que se llevó a cabo en Granada". En el supuesto de que el juez de la Audiencia Nacional atienda la petición de los parientes de los supuestamente enterrados junto al poeta, García Lorca ha pedido "el máximo respeto, privacidad e intimidad" a la familia a lo largo del proceso.

Inquisición y crímenes de la Iglesia

18 de Septiembre de 2008 - 11:55:40 -

Pío Moa

Insistiendo:

La argumentación contra la religión suele tener dos facetas: el ataque al dogma, por así llamarlo, y que, como ya indiqué, suele ser tan absurdo como atacar la literatura por su carácter ficticio; y la exposición de los males causados históricamente por la religión, muy especialmente por la cristiana católica.

Dentro de esos males, la Inquisición española tiene un papel estelar: condensa tanto el carácter sanguinario y torturador del catolicismo como su odio al pensamiento independiente, a la razón y a la ciencia. La Inquisición sería una de las grandes manifestaciones históricas del mal connatural a la religión.

Sin embargo una mirada más atenta nos permite discernir algunos hechos de interés. En sus tres siglos de existencia, la Inquisición española causó la muerte de en torno a 1.000 (mil)personas, muchas menos que las causadas por la represión anglicana en mucho menos tiempo; y no digamos que la causada por tantos regímenes ateos y "progresistas", devotos de "la ciencia", en el siglo XX. También es cierto que la Inquisición practicó la tortura, pero en menor medida de lo habitual entonces en los tribunales civiles de toda Europa.

No debe olvidarse tampoco que la Inquisición salvó a España de la terrible histeria de la quema de brujas, que ocasionó en casi todo el resto de Europa, desde Escocia a Alemania, un número de víctimas muchas veces superior.

Por tanto, los gritos de horror ante su carácter sanguinario resultan a veces algo exagerados, sobre todo cuando los profieren adeptos –tan abundantes y tan dados a sentirse escandalizados– de los sistemas totalitarios de nuestro tiempo.

Es cierto que ninguna Inquisición conviene al desarrollo del pensamiento, el arte o la actividad del intelecto en general. Pero, paradójicamente, la época de mayor auge inquisitorial coincidió con la de mayor brillantez del pensamiento, el arte y la literatura españoles. Lo cual no quiere decir que a más inquisición más cultura, sino que la cuestión no es tan simple.

He podido comprobarlo en mi propia piel: desde que publiqué "Los orígenes de la guerra civil" no han cesado los llamamientos a censurar mis libros (o los de César Vidal), a impedir su difusión, incluso a meternos en la cárcel. El lector puede estar seguro de que todos esos censores están absolutamente en contra de la Inquisición... de hace unos siglos.

En nombre de una supuesta ciencia puede también imponerse una inquisición. No pocos avizoran ansiosos el momento en que ello sea posible.

Añadamos que de los masivos crímenes cometidos por marxistas y nazis en el siglo XX existe una abrumadora documentación, muy superior a la de siglos pasados, en los que la documentación es mucho más débil y vaga. Ello no impide que se intente desviar la atención de los crímenes del siglo XX gritando de indignación por los de siglos pasados.

**** Cuando Carlos Dávila me llevó a su programa de televisión, al que llevó también a Preston y otros de tendencia progre, Javier Tusell puso el grito en el cielo en un artículo de El país. Según él, los medios debían reservarse a gente como él mismo y mantener una estricta censura sobre los disidentes. Envié una respuesta al periódico y no me la publicaron. Insistí en otra ocasión y recibí una réplica insolente y fascistoide de no recuerdo qué directivo. Poco después iba el stalinista Espinosa a la SER a pedir que se me persiguiera y se prohibieran mis libros.

A mí me parece que Espinosa y toda esa gente no escriben más que "estupidez y canallería". Es una opinión personal que podría justificar largamente; pero no se me ocurre exigir que por ello debiera prohibírseles. La basura no soporta el contraste, y por eso, al pedir la censura, esa gente demuestra que en el fondo opina como yo sobre sus propios escritos.

Entusiasmo por el Islam y 11-M

17 de Septiembre de 2008 - 10:54:14 -

Pío Moa

El entusiasmo por el Islam exhibido por Zapo, Cebrián y tantos otros –casualmente fervorosos también de la memoria chekista y de la colaboración con la ETA–, tiene que ver, sin duda, con el 11-m, pues no en vano fueron ellos sus principales beneficiarios. Y no beneficiarios pasivos de la matanza, como quien recibe una herencia o le toca la lotería, sino activos, extraordinariamente activos, no hay más que recordar cómo se movieron en aquellos días para atribuir el atentado a los islamistas, presentándolo como una justificable venganza y acusando de asesino a Aznar (las contradicciones son lo de menos en esta increíble farsa). Seguimos a oscuras sobre el asunto, y no nos ha aclarado nada fundamental la sentencia de un politizado juez pro socialista, cuya esposa, con la colaboración del marido, sacó inmediatamente un libro sobre el juicio para, dicho en términos vulgares, "forrarse" aprovechando la repercusión del caso; y no ha habido investigación sobre los indicios de origen policial. Todo ello concebible solo en una democracia tan estragada como la española.

Fueran quienes fueren los autores del 11-m, el resultado práctico ha sido el mismo: todo el beneficio para el PSOE ha provenido de la idea y la impresión de una autoría musulmana, inmediatamente justificada. Y los actos de agradecimiento comenzaron enseguida: ustedes recordarán que la primera medida importante de Zapo fue retirar de Irak a las tropas españolas que defendían a los iraquíes de asesinos parecidos a los "vengadores" del 11-m, e incitar a otros países a hacer lo mismo, lo que valió al gobierno la felicitación de los terroristas (también el PSOE tiene su propio historial terrorista). "Estamos orgullosos del Islam", acaba de decir Zapo. Faltaría más.

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El fascismo, decía Mussolini, es más cuestión de estilo que de doctrina. Para bien y para mal ha quedado como un estilo de imposición, de negación de las libertades para los demás. Del estilo de El País impidiendo la expresión ajena y defendiendo la censura puedo dar cuenta personalmente. Y basta mirar la constante campaña de Prisa por silenciar a Jiménez Losantos, y la sucia labor que en el mismo sentido desarrollan Gallardón y algunos otros del PP, para percibir el estilo fascista de unos y otros. Fascistoide o marxistoide si se prefiere, que en estas prácticas se parecen muchísimo.

**** Parece que el historiador stalinista Francisco Espinosa está indignado por una pequeña manipulación del diario El País a un artículo suyo. Nunca manifestó la menor preocupación cuando se me negó a mí el derecho de réplica, probablemente estuvo de acuerdo en ello, como tantos más.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Crimen e Iglesia en la historia

15 de Septiembre de 2008 - 10:25:12 - Pío Moa


"El que no escriba la historia universal como historia criminal, se hace cómplice de ella". Frase en sí misma criminal y justificadora de todo crimen. La historia es la expresión misma del ser humano en el tiempo, por lo que el ser humano sería criminal... ¿exceptuando, quizá, al autor de la frase y a cuantos puedan comulgar con ella, empezando por marxistas y anarquistas que, como es bien sabido, nunca mataron a una mosca? Estos siempre se han arrogado el derecho de tratar a los "criminales" como se merecen.

En cuanto a la Iglesia, cualquier consideración debe tener en cuenta dos hechos sustanciales: a) su larga duración a través de dos milenios en que ha padecido y superado profundas crisis internas y largas persecuciones de sus enemigos; los cuales una y otra vez han pasado y desaparecido, para resurgir otros nuevos; b) su inspiración y contribución a la civilización occidental en su arte, pensamiento, ciencia, etc.

También parece significativo que sus más empeñados enemigos, achacándole todos los crímenes, los hayan cometido ellos mismos de forma masiva: miremos al progresista y científico siglo XX.

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Roldán y Rodríguez Menéndez.

El caso Menéndez recuerda bastante al caso Roldán, pero, curiosamente, casi nadie se preocupa de él. Esa desatención revela por sí misma la profunda involución de nuestra democracia. Ambos casos retratan a la perfección diversas facetas del socialismo, en particular el fraude y las conductas mafiosas, y en su momento se volcaron sobre el asunto Roldán un grupo de periodistas independientes y periódicos democráticos, junto con un PP combativo que prometía la regeneración del sistema. Hoy, casi todos disimulan y encubren: la corrupción generalizada.

El caso Menéndez presenta dos facetas morales: por una parte la actitud gangsteril del PSOE, utilizando los medios del estado para destrozar personalmente a un periodista cuyas informaciones ponían de manifiesto la corrupción y terrorismo del gobierno. Por otra parte cierta dificultad de la víctima para defenderse, por cuanto había proclamado que los personajes públicos carecen de vida privada. Desde este punto de vista, el delito socialista no estaría en hurgar en la vida privada del periodista, sino en utilizar para ello los medios del estado. El Mundo es uno de los principales difusores del puterío (tendré que explicar más ampliamente el concepto, de contenido e intención mucho más descriptivos que meramente descalificadores), y no recuerdo si entonces lo era ya.

La promoción del puterío por numerosos políticos, intelectuales y periodistas exigiría que predicasen con el ejemplo, empezando por el gobierno, y se manifestasen "en función", como en el vídeo famoso pero sin clandestinidades, abiertamente, con audacia progresista tal y como sugería en su brillante discurso del Ateneo de Madrid el ínclito intelectual Matías (Matty) Crevillente, cuando presentó al también intelectual de izquierda Arturo Tinajas, estando presente el gobierno en pleno, según consta en el resumen elaborado entonces por mi gran amigo y benefactor Moh Ul-sih, de cuyo fallecimiento en Ulán Bator ya di noticia oportunamente en este blog.

**** "... En el Ateneo hemos elaborado un proyecto que me atrevería a calificar de avanzado, de revolucionario incluso, un proyecto que pide apoyos, esponsoreo (...) Con todo respeto, excelentísimas señoras, excelentísimos señores, ustedes no se han percatado aún plenamente de que vivimos en la era de la imagen y, o nos adaptamos, o la ruina. (...) ¿Qué pasaría si los señores excelentísimos ministros, el Gejotaerre, dejándose de remilgos de señoritas beatas, salieran en la televisión a explicar sus experiencias sexuales, ¡con audacia, insisto! ¡Sin falsos pudores!.. A explicar cómo gracias a la tecnología del condón, se han librado del sida, la blenorragia, los picores... ¡Fuera mojigaterías, excelentísimos señores, señoras, ministros, ministras! Y si ustedes entrasen en acción ante la cámara, lúdicamente, poniéndotelo-poniéndoselo, para que las gentes atrasadas ¡que quedan muchas, damas y caballeros, no hay que pecar de triunfalismo, que todo el país no es como la distinguida concurrencia aquí reunida!.. Hay que explicar con detalle y ejemplo la puesta del condón... En fin, ¿se dan ustedes cuenta de lo que supondría su ejemplo vivo y actuante? ¿Lo que supondría para salvar vidas y emancipar a las masas? ¡Qué altura moral! ¡Qué consecuencia en la actitud! ¡Qué ética! ¡Qué donosura y despiporre y qué belleza de formas! ¿No superaríamos así, de una tacada, siglos de atraso? ¿No nos haríamos más europeos? Considérenlo, se lo ruego, porque lo avanzado siempre choca al principio, pero después se vuelve natural. ¡La Utopía debe guiarnos, como siempre! Además, el primer país cuyos dirigentes pusieran en práctica la idea que desde esta histórica tribuna, desde este foro del pensamiento brindo, ese país iba a ingresar unos royalties de órdago. Piensen en la venta de vídeos, de películas por todo el mundo ¡Quién iba a dejar de adquirir esos documentos únicos! Porque el primero en abrir brecha será el ganador. Otros gobiernos seguirían el ejemplo, pero las imitaciones tendrán después interés escaso. Un filón (...) En lo que respecta al conferenciante que nos va a deleitar e instruir a continuación, es un astro del pensamiento. Es asombrosa la cantidad de pensadores y pensadoras, de filósofos y filósofas que han surgido en los últimos años en el Estado español. ¡Y lo que piensan, madre mía! Dicen unas cosas que te dejan turulato, vamos, de alucine ¡El terreno que hemos recuperado en tan poco tiempo!.."

domingo, 14 de septiembre de 2008

Preguntas que no responderá el juez de jueces

¿Va a esclarecer definitivamente el magistrado la purga ocurrida en Barcelona contra los dirigentes del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) por los dirigentes del PSUC con la connivencia de Moscú?

José Díaz Herrera

La osadía de Garzón más bien parece un camino a ninguna parte, un brindis al sol, una iniciativa condenada al fracaso, que ninguna otra cosa. Porque nadie se lo imagina redactando una simple lista de desaparecidos sino echando más leña al fuego de la discordia. Tampoco va a resolver ninguno de los grandes enigmas de la Guerra Civil, que siguen pesando como losas en la conciencia colectiva. Por ejemplo, y sin ánimo de ser exhaustivos, estos:

¿Investigará el gran detective de la Justicia los sucesos de Casas Viejas del 11 de enero de 1933, los de Castilblanco (Badajoz), ocurridos en 1931 donde mueren cuatro guardias civiles a manos de manifestantes, o los de Arnedo (La Rioja), donde perecen cinco civiles al disparar la Guardia Civil contra una concentración de trabajadores?

¿Verificará si Manuel Azaña ordenó a la fuerza actuante en Casas Viejas pegar tiros en la barriga a los anarquistas como afirmó el comandante Bartolomé Barba –fundador y columna vertebral de la UME–, de guardia aquel día en la 1ª División Orgánica?

¿Sacará a la luz la verdad sobre las checas de San Antón, Porlier, Modelo y Ventas; de las matanzas de Bilbao (presidios Altuna Mendi, Aranzazu Mendi, Cabo Quilates, Ángeles Custodios, Larrinaga y otros); San Sebastián (Ondarreta, Fuerte Guadalupe, Polloe), Santander (Alfonso Pérez), las de de Paracuellos y Torrejón de Ardoz, Usera, la represión republicana de Málaga y la contrarrepresión de "Carnicerito de Málaga"?

¿Aclarará definitivamente el ínclito sabueso de la Justicia quien mató a José Calvo Sotelo y sus conexiones con los guardaespaldas de los diputados socialistas Margarita Nelken, Indalecio Prieto y otros dirigentes de la república?

¿Nos ilustrará su Señoría acerca del mayor genocidio del siglo XX contra la Iglesia católica, con más de 7.000 sacerdotes y religiosos y doce obispos asesinados por los correligionarios de aquellos a quienes esas asociaciones de víctimas que piden ahora Justicia quieren desenterrar?

¿Investigará el juez a los responsables de la Junta de Defensa de Guipúzcoa quienes, después de garantizar la vida de los militares de los cuarteles de Loyola para conseguir su rendición les fusilaron en masa (más de cincuenta en una noche) y sin juicio previo, incluido el coronel León Carrasco Amilibia, tío de uno de los negociadores, el diputado socialista Miguel Amilibia Machimbarrena?

¿Va a esclarecer definitivamente el magistrado la purga ocurrida en Barcelona contra los dirigentes del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) por los dirigentes del PSUC con la connivencia de Moscú?

¿Pedirá al centro ruso para el estudio de los documentos de la historia moderna sito en Moscú la documentación del delegado de la Internacional comunista en España, el húngaro Ernst Moritsovitx Gere, alias Pedro Rodríguez Sanz, para conocer la implicación de la Komintern en las purgas contra los disidentes a la ortodoxia de la URSS tras acusarles de trotskistas y agentes franquistas?

¿Será capaz el campeón mundial de la Justicia de aclarar si las cartas enviadas por el espía ruso Alexander Orlov, alias Xvied, a Stalin acusando a los dirigentes del POUM de espías de Franco formaron parte de un burdo montaje de la NKVD soviética?

¿Va a investigar la muerte de Andrés Nin a manos de los esbirros de la Lubianka en aparente connivencia con los comunistas "ortodoxos"? ¿Arrojará luz acerca de si el fatal desenlace ocurrió en la prisión celular de Alcalá de Henares el 22 de junio de 1937, controlada por la NKVD, tras varios días de palizas e interrogatorios?

¿Se atreverá el juez a sacar a flote los ajustes de cuentas de André Marty "El Carnicero de Albacete", comisario político de Moscú y oficial inspector general de las Brigadas Internacionales, contra sus compañeros de milicias?

¿Nos aclarará si organizó su propia checa en Albacete y mandó a fusilar a cerca de 500 brigadistas –especialmente polacos, eslavos, alemanes y húngaros–, acusados de cobardía ante el enemigo, lo que le causó las críticas de Palmiro Togliatti, otro de los organizadores de las Brigadas, quien censuró sus "métodos de trabajo"?

¿Pedirá el hijo predilecto de Torres (Jaén) al FBI y a la CIA los papeles secretos del general soviético Alexander Orlov quien, como se sabe, acabó sus días trabajando en Estados Unidos para los norteamericanos?

¿Sabremos alguna vez los españoles quién mató al dirigente anarquista de origen leonés Buenaventura Durruti en las cercanías de la casa de Campo de Madrid? ¿Fue una bala perdida o una bala teledirigida desde el Kremlin?

¿Va el doctor Garzón, como se le conoce en América Latina, a investigar a los dirigentes comunistas que organizaron el maquis y mandaron a centenares de republicanos a la muerte? ¿O les otorgará la patente de patriotas y condenará a los guardias civiles encargados de perseguirles?

¿Nos aclarará el magistrado si fueron delito los fusilamientos en el campo de batalla practicados a mansalva por los comandantes republicanos en el frente de Asturias a cuantos gritaban "nos tienen rodeados", acusándoles después de muertos de quintacolumnistas?

¿Con que versión se quedará Garzón del bombardeo de Guernica, con la del Gobierno Vasco que cifró los muertos en 1.635, con la del "historiador" Hugh Thomas que habla de 1.000 o con los de la asociación Gernikazarra, integrada por expertos independientes, que hablan de 126 fallecidos aunque sólo se puedan documentar 115?

¿Fue un acto de barbarie premeditada contra una población civil indefensa, contrario al derecho de gentes, como han escrito centenares de "historiadores", o una acción de guerra encaminada a aniquilar a los batallones vascos que huían en desbandada de los frentes de Eibar y Elgueta, tras su estruendoso derrumbe, y que acudían a refugiarse en masa a Guernica, acto que impidió el jefe de Estado Mayor del Ejército Vasco, Alberto Montaud y su segundo, Sabino Apraiz, ordenando la dispersión de las unidades antes del bombardeo?

¿Por qué no fusiló Franco a ningún pez gordo del PNV, salvo a Azkue y a Markiegui, a pesar de haberlos apresado a casi todos en Santoña y permitió que ajusticiaran, sin que le temblara el pulso, al presidente de la Generalitat Lluis Companys años después?

¿Podrá conocer la opinión pública mundial si es cierto que los miembros de la brigada Abraham Lincoln, con algunos de los cuales compartió Garzón mesa y mantel en Nueva York, financiaron al FRAP por medio de Julio Álvarez del Vayo y Mario Salegui porque no estaban de acuerdo con la línea revisionista del PCE de Carrillo?

Y por último, una pregunta a tono con el rigor que se espera de una investigación con todos los visos de convertirse en un espectáculo: ¿sabremos los españoles si el mandil masónico que se encontró en el despacho del lehendakari, en el hotel Carlton, tras la rendición de Bilbao (enviado por Franco al Vaticano para demostrar la falta de religiosidad del PNV) pertenecía a José Antonio Aguirre y si el crucifijo con el que se paseó por su despacho poco antes de la caída de la capital de la "nación" vasca era el mismo con el que fue enterrado Sabino Arana, según testimonio del cónsul francés en Bilbao? ¿Fue el misterio del mandil masónico sin resolver ─asunto de escasa relevancia en democracia pero muy importante para el Régimen─ otro de los montajes de Franco, señor Garzón?

José Díaz Herrera es autor de Garzón, juez o parte y de una historia sobre el País Vasco (en diez tomos, algunos de ellos elaborados en colaboración con Carlos Olazábal) pendiente de publicación.

Un héroe socialista

14 de Septiembre de 2008

Pío Moa
Hace unos años escribí: “García Atadell, militante socialista de relevancia media, en el sector de Prieto, al parecer, montó al recomenzar la contienda una de las peores bandas terroristas de Madrid. Buñuel cuenta en sus memorias: “García no era más que un bandido, un canalla, pura y simplemente, que se proclamaba socialista. En los primeros meses de la guerra había creado en Madrid, con un pequeño grupo de asesinos, la siniestra Brigada del amanecer. Por la mañana temprano, penetraban por la fuerza en una casa burguesa, se llevaban a los hombres “de paseo”, violaban a las mujeres y robaban cuanto caía al alcance de su mano. García, a quien los fascistas buscaban ávidamente, era una de las vergüenzas de la República”. El chequista marchó a Marsella pretextando una labor de contraespionaje. Allí vendió parte del tesoro acumulado en sus fechorías, y embarcó rumbo a Suramérica. Buñuel, informado por un policía francés, transmitió los datos al embajador del Frente Popular en París, y sigue Buñuel: “El barco tenía que hacer escala en Santa Cruz de Tenerife, en poder de los franquistas. El embajador no vaciló en avisarlos a través de una Embajada neutral”. Y así la gestión del cineasta permitió detener, juzgar y ejecutar a García Atadell.

Aunque no hay por qué dudar de la información de Buñuel, éste tergiversa deliberadamente los hechos cuando habla de “vergüenza de la República”, como si ésta subsistiese en alguna medida desde el 19 de julio del 36, y como si se tratara de hechos más o menos aislados y repudiados por las izquierdas. Armadas las masas en dicho día por el gobierno Giral, la revolución aplastó lo poco que restaba de la república del 14 de abril, y los García Atadell proliferaron sin la menor oposición eficaz de los partidos, salvo algunas quejas o exhortaciones retóricas de Prieto y otros. En realidad era un terror al mismo tiempo oficial y anárquico, organizado por los partidos y por el mismo aparato del gobierno (como la checa de Fomento, una de las peores), y estimulado desde la prensa y la propaganda. García Atadell, al igual que tantos más, utilizaba los archivos oficiales para perseguir a sus víctimas, y recibió felicitaciones públicas por su celo antifascista. A pocos les preocupaban sus asesinatos y torturas, o sus robos de joyas y bienes diversos. Lo que ya no sentó tan bien fue su huida con el botín. Notas previas: a) Sí hay por qué dudar de la información de Buñuel. Éste, desde luego, sabía todo lo que pasaba y no le preocupaba lo más mínimo, como nunca preocupó, y sigue sin preocupar, a los intelectuales de izquierda en general, que se han inventado, para justificarse, que fue una guerra entre ricos y pobres. O que el terror en su zona lo aplicaba “el pueblo”, contra el deseo del gobierno. Lo que preocupaba a Buñuel y compañía era el efecto de estas noticias en el exterior, y por eso se aplicaban --se aplican-- a disimularlas en lo posible. En este sentido, cuando llama a Atadell canalla y bandido, no deja de retratarse un poco a sí mismo. b) Como García Atadell, en grados diversos, hubo miles al caer la ley. Hubo asesinos en los dos bandos. En el Frente Popular hubo muchos más ladrones, de Negrín para abajo, y también más crueldad en los actos. La destrucción de la ley se debió, muy fundamentalmente, al propio Frente Popular entre febrero y julio de 1936, después del fallido asalto a la república en 1934. c) En sus días de gloria, Garcia Atadell era presentado así, en el Heraldo de Madrid, por ejemplo: "Agapito García Atadell, uno de los más esforzados defensores de la República, a la que está prestando desde los primeros días del alzamiento militar grandes servicios como organizador y director de la Brigada de Investigación que lleva el nombre de este joven luchador de la democracia española". Y "víctima del franquismo", al final. d) Los términos del Heraldo se corresponden perfectamente al espíritu y la letra de la garzonada y la Ley de memoria histórica, auténticas apologías de la cheka en su misma concepción por los nuevor rojos, monumento a la falsedad y pisoteo de cualquier ánimo de justicia. realizados por un gobierno colaborador de la ETA. ****Nótese la profundidad y rigor de la argumentación en un lenguaje a lo García Atadell, de ahora mismo. Un par de ejemplos entra tantísimos: “Ola que en España, para el franquismo, tiene una larga bibliografía que empieza en Ricardo de la Cierva y acaba en el terrorista reciclado en historiador de cloaca, Pío Moa, pasando por el ínclito copero César Vidal”. “Otro de los referentes "históricos" del amigo Marín es el pseudo historiador Pio Moa, este individuo que fue en su momento miembro fundador de la organización terrorista GRAPO y participó en los asesinatos del 1 de Octubre de 1975, pero que hoy día es conocido por su negación del genocidio y de sus alabanzas al Caudillo, habiéndose situado éticamente en la categoría de los revisionistas del Holocausto”. Lenguaje de “luchadores por la república y la democracia”. Habría encantado a nuestro héroe. ------------ HACE AGUAS POR TODOS LADOS" López (CGPJ) achaca el caso Mari Luz al "fracaso colectivo" del sistema judicial. Como todo el sistema político, por cierto. Es lo de siempre: o se impone la ley o se imponen los delincuentes. Por cierto, y el caso Rodríguez Menéndez….
(La expresión correcta es “hace agua”, no “aguas”, que sugiere otra cosa)

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Esperanza Aguirre también es muy patriota. Patriota useña, concretamente.

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Frente al alud de falsificaciones con que el gobierno y la mayoría de los medios de masas intentan sepultar la verdad, nada sería más erróneo que la pasividad o la queja. Si estás de acuerdo con los contenidos de este blog, difúndelos a tus conocidos, colócalos en otros foros y blogs, etc. Es una tarea muy sencilla y al alcance de cualquiera. Y, si son muchos quienes la llevan a cabo, muy eficaz.