Santiago Carrillo
Por otra parte, la apertura de los archivos de la antigua U.R.S.S. corroborán incluso su participación en los asesinatos.
ATC
Como señala Julio Aróstegui en los Diarios de la Guerra así como otros muchos historiadores, “la represión de los desafectos en las retaguardias fue uno de los fenómenos más duros y trágicos derivados del conflicto”. Estos sucesos se produjeron en ambos bandos. Pero los producidos en Madrid tuvieron una especial relevancia porque se llevó a cabo actuando sobre personas recluídas en las cárceles con la única acusación de “Desafección al Régimen”.
Estas detenciones las realizaron las policías o milicias, constituídas al amparo de los partidos políticos y sindicatos, a través de los centros de detención y represión conocidos como las “checas”, desde donde se organizaron los tristes episodios de las “sacas” de presos.
Las primeras ejecuciones de presos, según Aróstegui, en Paracuellos del Jarama provenían de la cárcel Modelo de Madrid y de la cárcel de porlier al atardecer del sábado día 7 de Noviembre de 1936. El listado de los presos lo elaboró, en la Dirección General de Seguridad, las Milicias de Vigilancia de Retaguardia. Con estas listas, estas milicias y fuerzas de orden público “se presentaron en las prisiones y montaron a los presos señalados, previa llamada y con las manos atadas, en autobuses de dos pisos de los empleados en el transporte urbano de la capital”. Se da la casualidad que el director de la cárcel Modelo estaba ausente.
A los presos se les comunicó que eran transladados a Valencia. Sin embargo “al llegar al cruce de la carretera de Levante en que se derivaba hacia Paracuellos los autobuses siguieron esta última dirección. Junto al llamado Arroyo de San José, en una pendiente sobre el río, se hizo descender a los presos de los autobuses, se les alineó delante de unas zanjas poco profundas y se les ametralló, arrojándolos después a las zanjas y cubriéndolos con poca tierra.” . Lo mismo ocurriría el día siguiente en el Castillo de Aldobea, pero con un número menor de presos.
Las “sacas” se prolongaron hasta el 4 de diciembre con sus ejecuciones, sólo algunas de estas expediciones llegaron realmente a su destino. Actualmente sigue siendo objeto de debate la cifra total de ejecutados por desafección en este periódo; pero prestigiosos estudios calculan que fueron más de 2.000 los asesinatos cometidos en un total de 30 expediciones.
Aún no se conoce con certeza de quien partió la orden de estas ejecuciones; pero se apunta a quienes regían o eran responsables de la Dirección General de Seguridad; formada por miembros del Partido Comunistay de las Juventudes Socialistas Unificadas. Si bien se apunta también al recién nombrado delegado de Orden público de la Junta de Defensa de Madrid, Santiago Carrillo y a los asesores soviéticos presentes ya en España. Por tanto se cree que se trató de una decisión conjunta de comunistas y anarquistas.
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