10 de Octubre de 2008
Pío Moa
Comenta Queipo: "Yo me sublevé en Sevilla, en la idea de que nos mandaría a todos el general Sanjurjo, cuyo nombre no admitía discusión. La proclama que desde la radio de Tetuán nos dirigió (Franco) a todos me llenó de asombro. ¿Cómo, no habiendo muerto Sanjurjo hasta el día 20, él nos hablaba el 19 como general en jefe?" Asombro mayor por cuanto, según Queipo, Franco había sido el último en sumarse al alzamiento, y se había mostrado renuente al efecto. Por otra parte, sobre su elección posterior como jefe máximo efectivo, afirma: "Varios generales nombramos Generalísimo precisamente a quien se había negado sistemáticamente a intervenir en el movimiento, porque era el único que no restaría al dar unidad al mando para el desarrollo de la guerra".
Es decir, los jefes sublevados habían tomado la asombrosa decisión de nombrar su líder máximo a un militar reacio al alzamiento, que, además, era una nulidad militar, simplemente porque "no restaba" (como restaba el mismo Queipo, por sus antecedentes de golpismo republicano). Pasma que con tal criterio ganasen la contienda.
Ha habido una abundante literatura historiográfica de mesa camilla sobre los chismes, cálculos personales y advertencias de unos y otros, que acompañaron la elección de Franco. Pero la realidad parece mucho más simple y evidente, y de un carácter algo menos trivial: el golpe de Mola fracasó, y si el ejército de África no hubiera sido trasladado a la península, aun si por pequeñas fracciones, el destino de todos los generales alzados habría sido bastante lúgubre. Y el paso de aquellas fuerzas a la península y sus acciones posteriores se debían, precisamente a Franco. Dicho en otras palabras: Franco les había salvado a todos ellos y mandaba la única fuerza verdaderamente eficaz en aquellos momentos. Sin la osadísima acción de Queipo en Andalucía occidental, el traslado de aquellas tropas a la península habría sido muy azaroso, desde luego, quizá condenado al fracaso, y Queipo tiene toda la razón al reivindicar su mérito; pero en definitiva el elemento decisivo fueron las tropas de Franco.
En cuanto a la renuencia del Caudillo a sumarse al levantamiento militar, precisa algunos matices. Él, ya en la conspiración, procuró durante meses que fuera el gobierno quien arreglase el caos en que estaba naufragando el país, y mantuvo todo el tiempo una considerable desconfianza sobre los preparativos de Mola y los demás: recordaba la sanjurjada de 1932, y sabía que una nueva edición de ella sería absolutamente catastrófica. Parece que solo decidió pasar a la acción tras el asesinato de Calvo Sotelo.
Y desde ese momento se consideró el general en jefe del movimiento, lo que revela su poca confianza en Sanjurjo, y no solo en él. Para Queipo, el nombre de Sanjurjo no admitía discusión; para Franco era el militar escasamente leal que había facilitado la quiebra de la monarquía y después había organizado un chapucero golpe contra la república que él, quizá más que nadie, había contribuido a traer. Parece claro que no tenía confianza en él ni en sus dotes de estratega, y no le faltaban razones. Con Sanjurjo al mando, la derrota de los rebeldes habría sido mucho más probable.
En otro orden de cosas, explica Fernández-Coppel, el conquistador de Sevilla "siempre pensó que con la presencia de los generales Cabanellas, Mola y él mismo, Franco no se podría mantener como caudillo al finalizar la guerra. Con lo que no contaba es con que Mola moriría en accidente en 1937; Cabanellas moriría en 1938 y a él se le enviaría al destierro". Cuestión muy interesante que requiere más comentario.
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"PSOE Y BNG LO CELEBRAN
El PP gallego respalda la política lingüística de la Xunta y la "memoria histórica"...
ATC Journal. ¡Llevamos la información!
Es decir, los jefes sublevados habían tomado la asombrosa decisión de nombrar su líder máximo a un militar reacio al alzamiento, que, además, era una nulidad militar, simplemente porque "no restaba" (como restaba el mismo Queipo, por sus antecedentes de golpismo republicano). Pasma que con tal criterio ganasen la contienda.
Ha habido una abundante literatura historiográfica de mesa camilla sobre los chismes, cálculos personales y advertencias de unos y otros, que acompañaron la elección de Franco. Pero la realidad parece mucho más simple y evidente, y de un carácter algo menos trivial: el golpe de Mola fracasó, y si el ejército de África no hubiera sido trasladado a la península, aun si por pequeñas fracciones, el destino de todos los generales alzados habría sido bastante lúgubre. Y el paso de aquellas fuerzas a la península y sus acciones posteriores se debían, precisamente a Franco. Dicho en otras palabras: Franco les había salvado a todos ellos y mandaba la única fuerza verdaderamente eficaz en aquellos momentos. Sin la osadísima acción de Queipo en Andalucía occidental, el traslado de aquellas tropas a la península habría sido muy azaroso, desde luego, quizá condenado al fracaso, y Queipo tiene toda la razón al reivindicar su mérito; pero en definitiva el elemento decisivo fueron las tropas de Franco.
En cuanto a la renuencia del Caudillo a sumarse al levantamiento militar, precisa algunos matices. Él, ya en la conspiración, procuró durante meses que fuera el gobierno quien arreglase el caos en que estaba naufragando el país, y mantuvo todo el tiempo una considerable desconfianza sobre los preparativos de Mola y los demás: recordaba la sanjurjada de 1932, y sabía que una nueva edición de ella sería absolutamente catastrófica. Parece que solo decidió pasar a la acción tras el asesinato de Calvo Sotelo.
Y desde ese momento se consideró el general en jefe del movimiento, lo que revela su poca confianza en Sanjurjo, y no solo en él. Para Queipo, el nombre de Sanjurjo no admitía discusión; para Franco era el militar escasamente leal que había facilitado la quiebra de la monarquía y después había organizado un chapucero golpe contra la república que él, quizá más que nadie, había contribuido a traer. Parece claro que no tenía confianza en él ni en sus dotes de estratega, y no le faltaban razones. Con Sanjurjo al mando, la derrota de los rebeldes habría sido mucho más probable.
En otro orden de cosas, explica Fernández-Coppel, el conquistador de Sevilla "siempre pensó que con la presencia de los generales Cabanellas, Mola y él mismo, Franco no se podría mantener como caudillo al finalizar la guerra. Con lo que no contaba es con que Mola moriría en accidente en 1937; Cabanellas moriría en 1938 y a él se le enviaría al destierro". Cuestión muy interesante que requiere más comentario.
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