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Crónica Negra de la II República Española. Genocidio marxista en el Partido Judicial de Estepona.

lunes, 6 de octubre de 2008

Málaga un Frente olvidado por la República. La huída que pudo evitarse

Publicado en abril 30, 2008

ATC
  1. Para poder conocer con rigor histórico e imparcialidad, los hechos que dieron lugar a la Guerra Civil Española en general y el episodio de la toma de Málaga en particular, tenemos que remontarnos, si queremos ser verdaderamente objetivos, a la Revolución Rusa y la consiguiente implantación del comunismo en la URRS -con su dictadura del proletariado y la eliminación de la propiedad privada- entre 1917 y 1922. Con la implantación del comunismo y el Telón de Acero con el que fueron reconocidas sus fronteras, los países europeos fueron los primeros en sufrir lo que se conoció después de la 2 Guerra Mundial, como “La Guerra Fría”. De hecho dicha tensión acabó materializándose con la invasión por parte de la URSS de Hungría y Checoslovaquia décadas después y la instauración del comunismo en Cuba.
La expansión de este régimen a otros países de Europa del este y América del Sur creaba verdadera preocupación en las naciones occidentales de la Europa democrática y de Estados Unidos. En este contexto Europeo, surge ese mismo año el Partido Nacional Fascista de Benito Mussolini, con el objeto de paralizar en Italia el avance del régimen totalitario bolchevique, donde, al amparo de la recién creada república soviética, sus sindicatos gozaban de un amplio apoyo entre las clases obreras.

2 Presentado ante la opinión pública internacional como una guerra contra la opresión de la que eran objeto las clases desfavorecidas del mundo, la lucha bolchevique se convirtió en un ideal que atrajo a muchos militantes y simpatizantes anarco-comunistas de otros países, incluído España, que, imbuídos por sus ideas “liberadoras”, se trasladaron a Rusia para contactar con sus líderes, participar en acciones de guerra o administrativas y, una vez logrado el triunfo, aprender y contribuir a la expansión de este movimiento implantando sedes de sindicatos y partidos a lo largo de Europa, tal es el caso de Andreu Nin, amigo de Trostki y fundador del POUM, América ( que, en el caso de EEUU, llevó a cabo incluso su particular caza de brujas contra los comunistas) y en prácticamente todos los continentes. El tiempo diría que aquel noble ideal era sólo un espejismo y muchos de sus más leales servidores, entre ellos escritores e intelectuales renegaron y aborrecieron aquellas consignas supuestamente liberadoras para la clase obrera, años después. Consignas que dejaban a un lado el individualismo en pro de un colectivismo popular a costa de la falta de libertades, del control gubernamental en todos los estamentos de la sociedad y la eliminación y persecución de cualquier tipo de creencias religiosas y de opinión contrarias al régimen.


3 En el caso de España, organizativamente el caldo de cultivo sindical, era menor que en Italia a principios de los años 20, sin embargo desde mediados de esa década y principios de los 30, con la implantación de la II República, el auge de los sindicatos españoles creció, inspirados en los ideales revolucionarios de la Unión Soviética, donde, algunos de sus dirigentes, habían sido instruídos y recibido su apoyo para la implantación en España de sus organizaciones.

No obstante las acciones revolucionarias sindicalistas, puestas en marcha a lo largo de esos años, basadas en acciones violentas y de protestas contra la Iglesia y la burguesía y huelgas generales contra los diferentes gobiernos, fueron dando sus frutos: de varios miles de miembros de la CNT que se contaban a prinicipios de los años 20, llegaron a más de un millón de militantes a principios de la siguiente década. Lo mismo ocurriría con UGT y el POUM.

El mensaje, claramente demagógico como demostraría el dictador Stalin, de los sindicatos anarquistas y marxistas, caló en una población industrial y obrera en las ciudades y jornalera en los pueblos que vivían explotadas o en la pobreza. Sin embargo cabe destacar que entre gran parte del campesinado de Castilla, esos mensajes no calaron y criticaron las imposiciones dictadas por los comiter sobre los precios de sus productos, que eran tasados por debajo del valor que ellos consideraban justo. Estos agricultores reconocerían ya en tiempos de la democracia a través de un documental, que su trabajo durante los cinco años que duró la república estuvo infravalorado, a pesar de ser dueños de las tierras que cultivaban, y el pago por sus productos era ínfimo, a diferencia de los años anteriores a la República.

En ese estado de las cosas, (que parecía una carrera de galgos hacia el control estalinista del país por parte de los grupos de izquierda, saltándose cualquier legalidad a la torera); aún reconociéndole validez y legitimación a unos comicios celebrados en una España convulsa, plagada de actos que hoy calificaríamos de terroristas extendidos por todo el país y con una monarquía temerosa de una guerra civil que puso su Gobierno en manos del pueblo; no es menos cierto, como afirman hoy muchos autores, que, a tenor de los datos que se conocen, dicha legitimación esté más que puesta en entredicho. Veamos algunos datos


5 Tras la proclamación de la República el 14 de Abril de 1931, sin haberse aprobado aún la Constitución que otorgaría el sufragio universal y por tanto el voto de la mujer, comienzan a llevarse a cabo una serie de actos terroristas contra el clero, conventos e iglesias por toda España. Diversas órdenes religiosas y sacerdotes son expulsados del país. El 21 de Octubre de 1931: se promulga la ley de Defensa de la República instaurándose la censura de prensa en España.

El 9 de Diciembre de 1931: La constitución republicana prohíbe los colegios de iniciativa social y los cementerios religiosos. También se prohíbe a las órdenes religiosas dedicarse a la enseñanza y se abre la puerta a la nacionalización de todos sus bienes, además ordena disolver y confiscar los bienes de las ordenes religiosas que manifiesten su obediencia a la santa sede.

Estas y otras medidas pusieron alerta a los sectores de la derecha que se mostraron toalmente contrarios y radicalizaron más sus posturas. No obstante la Iglesia, a pesar del papel que la Constitución le otorgaba, o sea la eliminación de la sociedad española intentó mantenerse acrítica. Pero no le sirvió de nada y padeció en sus propias filas los estragos mucho antes de la Guerra, en lo que fue un claro intento de eliminación de la institución de los estamentos sociales y civiles además de los políticos, a pesar de la gran raigambre del pueblo español hacia esta Institución, unida a la historia de España desde sus orígenes. Se trataba de no sólo separar a la Iglesia del Estado, sino de hacerla desaparecer de la sociedad civil también al igual que en Rusia.

6 La reacción contraria a la radicalización de la derecha, era la movilización de la izquierda con huelgas generales y alusiones en mítines públicos y en el propio Congreso por parte de miembros de sus partidos, a la revolución incluso a través de una guerra civil. De hecho uno de estos intentos revolucionarios de la izquierda tuvo lugar en el 34 en Asturias y Cataluña causando varios miles de muertos y heridos en toda España. El Gobierno republicano tuvo que recurrir a la Legión con Franco al mando para sofocar la revolución contra la propia República. Conocido es también, entre otros muchos, el caso de las amenazas de muerte de Casares Quiroga, por entonces ministro de la guerra, en el propio congreso hacia el líder conservador José Calvo Sotelo, días antes de ser asesinado éste por agentes al mando del Gobierno republicano de Azaña. Lo que para muchos provocó el desencadenante del Alzamiento militar. Otro caso sorprendente fue la eliminación de POUM y los asesinatos de sus líderes y militantes.

Estas acciones sindicalistas eran síntomas de las discrepancias que surgirían entre los propios partidos de la izquierda y que se pondrían de manifiesto tras las elecciones del 36 y durante toda la Guerra Civil posterior al alzamiento. Si en los comicios anteriores del 33 el triunfo fue para los conservadores, aunque la izquierda le impidió gobernar a base de huelgas, terrorismo y sabotajes, en el 36 el triunfo fue para los partidos de agrupados en el Frente Popular, un gobierno formado por partidos moderados y por radicales de izquiedas. Entre éstos el POUM.

7 Así las cosas, el día 16 de abril de 1936, en el entierro del alférez de los Reyes de la Guardia Civil, fallecido el 14 de abril durante los incidentes que se produjeron en la celebración del V aniversario de la República, la intervención del teniente Castillo, de la Guardia de Asalto e instructor de las milicias de las Juventudes Socialistas, dio como resultado un muerto a manos de uno de los hombres de la sección de Castillo y de un herido grave por disparo realizado por este. El muerto era Andrés Sáenz de Heredia, primo de José Antonio Primo de Rivera, y el herido un joven carlista estudiante de medicina llamado José Llaguno Acha.

17 de Junio de 1936: Gil Robles denuncia en el parlamento los desórdenes habidos desde el 1 de febrero hasta el 15 de junio: “160 iglesias destruidas, 251 asaltos de templos, incendios sofocados, destrozos, intentos de asalto. 269 muertos. 1287 heridos de diferente gravedad. 215 agresiones personales frustradas o cuyas consecuencias no constan. 69 centros particulares y políticos destruidos, 312 edificios asaltados. 113 huelgas generales, 228 huelgas parciales. 10 periódicos totalmente destruidos, todos de derecha. 83 asaltos a periódicos, intentos de asalto y destrozos. 146 bombas y artefactos explosivos. 38 recogidos sin explotar.” El gobierno del Frente Popular alegaba estar desbordado ante la escalada de violencia.

El 12 de julio de 1936 es asesinado José del Castillo Sáez de Tejada. Al día siguiente guardias de asalto, fuerzas de seguridad, compañeros de Castillo, asesinan al líder de la oposición, José Calvo Sotelo, antiguo ministro de Hacienda de la monarquía y jefe del Bloque Nacional, agrupación de monárquicos de Renovación Española y de carlistas tradicionalistas. Este hecho sin precedentes en una democracia, se considera el detonante de la guerra civil que estalla cuatro días después.

A partir del 17 de Julio con el levantamiento en Melilla, afloran las divergencias entre las diferentes facciones del Frente Popular. El partido comunista que contaba con la menor representación en las Cortes, adquiere un papel relevante en las operaciones mlitares apoyados por los soviéticos, lo que hizo recelar de su creciente hegemonía al PSOE, que ostentaba una mayor representatividad en las Cortes y por tanto en el Gobierno multipartito del Frente Popular. Un claro ejemplo de lo expuesto fue el asesinato de Andreu Nin Pérez fundador del POUM y muchos de sus militantes, por agentes soviéticos ante la pasividad del Gobierno. Este partido que llegó a ser ilegalizado por el propio Gobierno al que sustentaba, mantenía tesis totalmente contrarias a Stalin, quien promovió su asesinato en 1937, acusándolo falsamente de espía al servicio de la Gestapo. Nin quien había participado en la revolución rusa era partidario de Trotski en la sucesión de la URSS a la muerte de Lenin, criticando el autoritarismo stalinista, denunciando los millones de crímenes infringidos contra los propios Bolcheviques. Lo que provocó el odio de Stalin que acabó expúlsándolo de Rusia al ser elegido tras el fallecimiento de Lenin.

Además antes de ser asesinado, el dirigente del POUM se había manifestado críticamente con la tardanza y escasez en el envío de armas por parte de Rusia a la República, a pesar de que éstos envíos eran pagados con oro del Banco de España por anticipado. Se dice que al recién constituído, por aquellas fechas, país comunista fueron a parar ingentes cantidades de este metal robado de España.

Así mismo el golpe militar fue aprovechado por los más radicales del Frente Popular para llevar a cabo su propia revolución tantas veces anunciada y llevada a conatos, aprovechando la coyuntura que les ofrecía la situación golpista.

Mientras todo esto ocurría en Madrid, y con las tropas de Franco rodeando la provincia de Málaga el anarco-sindicalismo del Frente Popular gobernaba casi independientemente del gobierno central. Esta circunstancia provocó recelos en el Gobierno de Madrid quien se mostró poco fervoroso en el envío de armas iniciado el golpe por temor a una sublevación contra el propio Gobierno republicano. Tales circunstancias, unidas a la falta de interés soviético por participar en un frente en el que no se le diera todo el control, y como escarmiento al Gobierno de Madrid, influyeron decisivamente en la toma de Málaga por las tropas nacionalistas con el apoyo de Hitler que, gobernada desde el año 33 en Alemania con el Partido Nacional Socialista, y Musollini.

El golpe en Málaga fracasó en un primer momento gracias a la oposición de sindicatos frente populistas, lo que no impidió que la provincia fuese rodeada en los dos meses posteriores al alzamiento y se conquistasen numerosas poblaciones por el norte y noreste de la misma (Ronda, Archidona, Antequera), sin que aún la República estableciera el estado de guerra en la provincia, que no se proclamaría hasta mediados de enero del 37.

Mientras que, por aquellas fechas, Stalin se había consagrado como dictador en Rusia, y acumulaba millones de bolcheviques ejecutados contrarios a sus tesis; aquí en España celebraban con enormes carteles, desfiles y manifestaciones de apoyo fervoroso, al régimen comunista, al tiempo que pronunciaban proclamas contra el Ejército Español y vivas al ejército rojo stalinista.

Cabe deducir y así se reconoce analizando los hechos históricos que los líderes sindicalistas ocultaban esta realidad en sus enseñanzas doctrinarias dirigidas a un público por lo general poco ilustrado y analfabeto en una gran mayoría.

Tanto es así que durante los años que duró la República, las tensiones políticas se extendían como requero de pólvora entre una población fácilmente manipulable, incluída la población infantil reflejo de lo que observaban en los mayores. Uno de los juegos favoritos entre los niños era el de los “Pioneros Rojos”, emulando al movimiento infantil creado en Rusia. Otra diversión de los niños, influídos por las tendencias familiares, era jugar a socialistas y falangistas.

Este último movimiento, Falange Española, merecería un capítulo aparte; pero diremos sólo que aunque fue creado en el 34, fue visto como enemigo por los frente populistas y como un creciente competidor. Por lo que fueron muchos los asesinados en sus dos años de instauración hasta llegar el Alzamiento. Primo de Rivera, su fundador, diría en una intervención en las Cortes que aún no se conoce el nombre de un falangista que haya asesinado a un socialista, sin embargo él si podía dar nombres y apellidos de los asesinos de los falangistas.

Estas disputas del ámbito político como hemos visto se propagaban al ámbito infantil, que hacían de ellos sus juegos preferidos, como si del conocido juego de los “policías y ladrones se tratara.

Lo ocurrido en Málaga, no hubiera dejado de ser una anécdota más, prueba de la ineficacia gubernamental en sus actuaciones para combatir adecuadamente a los sublevados, de no ser porque toda esa avalancha de errores, algunos de los cuales dan que pensar, acabaron cayendo sobre las espaldas y la vida de un pueblo huído y bombardeado, que al final resultó ser el blanco de aquellas irresponsabilidades puestas de manifiesto durante toda la campaña malagueña.

Desde agosto del 36 hasta octubre de ese mismo año, las tropas franquistas van conquistando grandes poblaciones del norte de la provincia, cercándola. Ese mes toman las localidades más occidentales de la provincia: Manilva y Casares. El desgaste de las tropas republicanas comenzaba a hacerse patente. El propio Jefe del Ejército del Sur republicano General Martínez Monje Restoy comenta a Valencia: “si contara con algunos medios que le sobran a los frentes de Madrid y los de Teruel, otra cosa ocurriría…”

El día 10 de octubre del 36 se reestructura el Ejército Regular, en un intento de poner orden en las desorganizadas fuerzas milicianas que hasta entonces llevaban la iniciativa en los diferentes frentes. No obstante en Málaga no serviría de nada. Los intereses de las diferentes facciones del Frente Popular, se anteponían a la necesidad de protección de la población civil, de forma que se dió una sucesión de relevos en los mandos que influyó decisivamente en la caída de Málaga. La sucesión de mandos por ineptitudes, abandonos, huídas, etc. Estuvieron a la orden del día durante toda la ofensiva, mientras los nacionalistas aprovechaban la coyuntura para animar a sus soldados, instruídos todos en un único objetivo…

Un caso de irresponsabilidad ocurrido al principio, no podemos dejarlo pasar. El Coronel José Asensio Torrado, que sería al final de la ofensiva asesor de guerra del ministerio, llega el 30 de julio a Málaga con la misión de ocupar Granada, en poder de los nacionalistas desde el Alzamiento, para lo cual el 1 de Agosto arriba el vapor Lanford a la ciudad con personal y aviones. Sin embargo ante la ingobernabilidad de la capital y provincia, el 6 de agosto abandona la Comandancia Militar. Se da la paradoja de que ese mismo día comenzaron los combates en Guadiaro entre los límites de las provincias de Málaga y Cádiz y que acabaron con la toma de Manilva y Casares, situándose el frente a escasamente 10 km al oeste de Estepona, entre Arroyo Vaquero y Sierra Crestellina, Casares.

Otras paradojas e ineptitudes. A pesar de que el frente de Estepona o Sierra Crestellina, quedó estabilizado desde el 8 de octubre del 36 con la toma de Casares por los nacionalistas, los republicanos no ven el peligro inminente que se abatía sobre dicho subsector del Frente de Málaga (provincia); hasta el 11 de enero del 37, cuatro meses después. Es entonces cuando el coronel Hernández Arteaga proclama el estado de Guerra en toda la provincia, tras una visita al subsector, donde comprueba que los sublevados están muy cerca de Estepona. Sin embargo los nacionales ya llevaban ahí, como dijimos anteriormente, desde el día 8 de octubre, o sea cuatro meses antes. Éste también sería cesado por su ineptitud.

Durante esos cuatro meses cundió el desánimo. Las tropas estaban desmoralizadas, los combatientes se retiraban sin esperar siquiera el ataque incluso los mandos. Y lo peor es que esto ocurría por las luchas internas e intereses de los partidos y sindicatos que componían el Frente Popular.

Los frentes malagueños y especialmente el de Estepona, estuvieron literalmente olvidados por la República durante los 7 meses de asedio de la provincia por parte de los nacionalistas y sus aliados. De hecho cuando decidieron éstos llevar a cabo la ofensiva, De hecho cuando decidieron éstos comenzar la ofensiva, rompiendo el frente de Estepona el día 14 de enero, sólo tardaron dos semanas en encontrarse a las puertas de la capital malagueña y lo que es peor, tardaron menos se gastaron menos municiones en conquistar Málaga que por ejemplo en la toma de Estepona.

Otro ejemplo lo supuso el caso del Teniente Coronel de aviación Luis Romero Basart, llega a Málaga el 23 de Septiembre permanece en Málaga unos 50 días. A mediados de noviembre decide marcharse porque este jefe no congenia con el Comisario de Guerra comunista porque, “Romero Basart fue apoyado por los anarcosindicalistas, y al decir del diputado comunista Cayetano Bolívar -enemigo de aquellos- hizo un feudo de “su territorio”, donde estableció una especie de dictadura de partido.”. De nuevo comprobamos cómo los diferentes grupos frente populistas anteponían intereses políticos, pensando cada uno en su propia tajada y en su propia revolución, antes que ceder al bien común que era o debería haber sido ganar la guerra. Tiempo hubiera habido después de discutir cuestiones políticas.

Otro dato llama la atención: ante la precaria situación de los frentes malagueños, Martínez Monje (Jefe del Ejército del Sur republicano) solicita el 3 de enero, que el Coronel Villalba, inspeccione los subsectores de Alfarnate, Estepona, Álora y Villanueva de Cauche que mandan el T. Col Simón Calcaño, Comte. González, T. Col Piaya y Capitán Pragueais respectivamente. Pero se opone Martínez Cabrera, asesor de guerra, del Presidente del Gobierno Largo Caballero.

Tres días después, el séis de Enero de 1937, día de la Epifanía, el pueblo de Estepona sería bombardeado por un Junker alemán en respuesta de Queipo de Llano (Jefe del Ejército del Sur nacionalista) a las soflamas contra su familia por parte del Frente Popular malagueño. Éstos llegaron a exhibir un bebé desmembrado anunciando que era un nieto del general que tenía 16 meses de edad. Según el relato manuscrito de un esteponero, el día 1 de ese mes de enero Queipo de llano “anunció a los esteponeros… les enviaría el presente para Reyes el día de la Epifanía”.

La negativa de Cabrera, no hizo más que alargar la lenta agonía de la provincia malagueña. Mientras el pueblo padecía, no sólo los rigores de la guerra, sino también la incompetencia de los mandos militares, que supuestamente les tenían que defender.

No sería hasta el día 15 de enero, un día después de ser tomada Estepona cuando Monje llega a Málaga, por orden de Martínez Cabrera, sobre las 10 de la mañana de ese día.

Recorre los frentes con Hernándaez Arteaga y los asesores soviéticos. Su visita será clarificadora. Cabrera le felicita y dice: “el Sector de Málaga es indispensable para la vida de la República… y que procuraremos que la Aviación auxilie preferentemente ese Sector y quizás Marina pueda cooperar también…y un par de batallones nuevos”.

Pero ante la desmoralización casi general, Martínez Monje destituye por inepto al Coronel Hernández Arteaga e informa a Valencia de que: “… para contener la desmoralización de las tropas, es preciso tener una barrera dispuesta para contener por las armas a los que huyen abandonando su puesto; actuando enérgicamente y con unidades dispuestas al fin indicado, pues tal medida es indispensable en estos momentos, ya que de otra manera la desmoralización se propaga y el Sector corre gravísimo peligro”. Siete meses habían tenido para darse cuenta, cuando lo hicieron ya era demasiado tarde.

El propio Martínez Monje escribiria:” A mi llegada a Marbella aprecié presencia en aguas de San Pedro Alcántara de nueve barcos enemigos … que hacían fuego sobre dicho pueblo y nuestras tropas en franca retirada lo habían abandonado y retrocedido a Marbella….Esta retirada obedece a mismos motivos que ayer, pues a la acción de dichos buques se une el vuelo continuo de tres aviones enemigos, efectos sobrados para que tropas como estas, sin ninguna moral y sin mandos, abandonen sus posiciones sin aguardar al asalto de la infantería enemiga…..Sobre el terreno indiqué a Coronel Hernández Arteaga nombrase jefe de todas aquellas fuerzas que recayó sobre Teniente Coronel Infantería Mejide Gurrea…. Se han reunido allí mil hombres que con cinco piezas de artillería considero pudieran hacer frente situación se presente mañana…aunque el complemento de todo tipo ha de ser la acción de nuestra Aviación…”.

Mejide Gurrea estuvo sólo un día en su puesto.

Continúa Monje: “Este Sector, en las horas que llevo, presenta una ausencia total de mando y de energía en quien lo ejerce, por lo que considero urgentísimo el relevo de Coronel Hernández Arteaga, proponiendo para sustituirle a Villaba, Arana y Verdú por el orden que indico. La falta de moral se advierte hasta en los mandos subordinados, pero creo se corregirá con un Jefe Sector adecuado con carácter y energía que obligue al cumplimiento del deber… Esta acción no puede tener eficacia ninguna ni levantar la moral de la tropa…no veo otra solución que el poner a mi disposición en el campo de Málaga una escuadrilla de diez aparatos (caza y bombardeo…por el tiempo estrictamente indispensables….”.

Sin embargo esto también se le negaría a los frentes de Málaga sobre todo al subsector de Estepona. Pues calló en saco roto.

Se puede deducir que aún los republicanos no eran conscientes por esa fecha de que las operaciones nacionalistas para atacar la capital habían dado comienzo.

Sin embargo dichos mandos republicanos, tuvieron que ser testigos ese día 15 de enero del éxodo de cientos de esteponeros que habían iniciado en la madrugada del día 14, la huída de Estepona a través de la que hoy se conoce como la Nal. 340 en dirección a Marbella. Donde, efectivamente, el día 16 como preveía Monje, se libró batalla con gran resistencia republicana, con tropas replegadas del frente ya roto de Estepona y con el millar de refuerzo mencionado por Martínez Monje. Pero lo más importante, que era la aviación, no llegó y Marbella sería copada en varias horas por los nacionalistas al igual que Estepona; donde dos días antes se libró una batalla heróica, por la falta de medios republicanos, que se prolongó durante siete horas y media.

Hasta el inicio de la ofensiva sobre Málaga la escasa respuesta de los republicanos a los ataques nacionalistas se habían limitado a alguna incursión aérea sobre Manilva y otros subsectores del norte de la provincia. Pero no llevó a cabo ninguna acción terrestre de importancia.

La escasez de medios o interés republicanos se pone también de manifiesto en las telecomunicaciones. Según el citado relato, de un esteponero que huyó, un camión republicano tuvo que ser advertido de la toma de Estepona a la altura de la zona que se conoce como La Resinera; cuando se disponía a transportar víveres a la población. Pues desconocía que el pueblo había quedado en poder de los nacionalistas.

Un suceso mucho más grave motivado por la falta de telecomunicaciones entre las columnas republicanas ocurrió el 15 de septiembre del 36 cuando el Comandante Sánchez Paredes que permaneció unos 40 días al mando de un subsector del norte de la provincia. Demostró su ineptitud tal día de septiembre en la ocupación de Peñarrubia por los nacionalistas y creyendo que éstos habían tomado también Ardales, defendido por fuerzas republicanas, “confundiendo esta tropa con las nacionalistas, dio orden Sánchez Paredes de que la aviación bombardease Ardales, resultando que ellos mismos bombardearon a sus milicianos. Esta equivocación motivó la destitución fulminante o la huida -ignórase lo que fue- del citado”.

El 17 de Enero de 1937, José Villalba Rubio, se hace cargo del Frente de Málaga cuando ya Marbella, a raíz de la batalla del día anterior, había quedado en poder de los sublevados. En dicha batalla un total de 100 carabineros huyen al lado enemigo. La desesperación de los cambatientes republicanos quedó de manifiesto cuando tuvieron que organizarse patrullas de Guardias de Asalto y carabineros para capturar a los huídos por la carretera y recoger los correajes y armamento. Tuvieron que emplear la fuerza para evitar las “desbandadas” de los combatientes leales.

Martínez Monje informaría lo suguiente:

” Los fenómenos… que se vienen produciendo en esta campaña, obedecen a falta de mandos e instrucción dando lugar a falta de solidez en las tropas… el enemigo dispone de superioridad de elementos; aviación, cooperación de su Escuadra y careciendo los nuestros de ellos, hacen que se produzca la desmoralización que fomentan y explotan agentes provocadores.

“…ya se han producido manifestaciones populares de ambos sexos que están dispuestos a hacer justicia popular con los que huyen… y como son conocidos a ti y a mi estos extremos, no es necesario insistir sobre el particular.

Nuestras fuerzas de mar y aire siguen brillando por su ausencia, sigue el desamparo total… Esto no puede continuar un momento más de esta manera; buenas son las medidas de energía para restablecer la moral perdida, pero esta pérdida se funda en la falta de elementos… sin nuestra aviación y escuadra en este frente nada habremos conseguido…creo que aquí está ya conjurado de momento el peligro de la huída…estamos trabajando sin descanso auxiliado de los amigos Colman y Kremen en las orientaciones marcadas por ese Estado Mayor.

Como resumen te indico:

1º-Urgente envío de fortificación para organizar posición de resistencia.

2º-Se necesitan 50 ametralladoras, el mismo número de fusiles ametralladores, 20 morteros de 81 mm y 50 de 50 mm con repuestos y municiones.

3º-Necesidad absoluta escuadrilla aviación a mi disposición.

4º-Si este Ejército contara cooperación aviación y los elementos que tiene Madrid y Teruel, nos daríamos por satisfechos, pero te consta que no es así”.

Málaga estaba siendo objeto de una indiferencia que se convertiría en traición para sus habitantes, que en su gran mayoría, habían votado a los partidos de izquierdas. Los sublevados aprovecharían tal circunstancia en su propio beneficio.

Mientras los sublevados ganaban terreno en la provincia, los habitantes de los pueblos tomados iniciaban un éxodo hacia la capital que fue incrementando su población paulatinamente.

Resulta irritante conocer que sólo un tercio aproximadamente de las tropas republicanas eran soldados regulares, por lo que la mayoría de los combatientes eran milicianos con escasa o nula formación militar. Y peor aún es saber que tal circunstancia era así intencionadamente; pues el Gobierno no se fiaba del dar todo el mando al Ejército pro temor a que también se sublevaran contra ellos.

En estas condiciones a los sublevados les resultó relativamente fácil llegar hasta Málaga.

El día 4 de febrero Queipo de Llano comunica al Coronel Borbón que va retrasado con respecto a los planes establecidos y que no se podía consentir que fuesen los italianos los que primero pisasen la ciudad de Málaga, Por lo que le insta a no tener más retrasos al no haber motivo para ello.

El coronel Borbón tenía el Alto Mando establecido en el temido y moderno buque “Canarias”.

De lo dicho anteriormente podemos sacar una conclusión que hasta ahora había pasado desapercibida. Entre la población civil que huía, también lo hacían cientos de milicianos que abandonaban o simplemente huían del fuego antes de que se iniciara. Estos milicianos, al carecer de uniformes, mezclados entre la población civil en éxodo, era difícil reconocerlos. Por lo que, aún teniendo constancia de que en el éxodo que se produjo desde Estepona, en algunos casos la Legión Cóndor y los buques Almirante Cervera y Canarias centraron sus ataques en personas indefensas, mujeres mayores y niños que huían, tal vez no sea menos cierto que, en muchos casos, también fuesen víctimas de la persecución de dichos milicianos que huían del campo de batalla, por parte del enemigo. Porque de hecho como informaba Martínez Monje, esas “desbandadas” entre las filas gobernamentales se producían, y también es cierto que dichos éxodos casi siempre coincidían con el inicio de la batalla.

Pero el nombramiento del comandante José Villalba Rubio nos depararía otra paradoja. Su hermano, el capitán Álvaro Villalba Rubio, había sido uno de los principales artífices de la abortada sublevación en Ronda.

La actucación de Villalba, a pesar de la imposibilidad manifiesta de corregir la inercia de los acontecimientos del sector de Málaga con la descomposición de sus frentes, dejó mucho que desear. El día 5 de febrero, cuando aún las tropas nacionalistas no habían llegado a Torremolinos, decide huir de Málaga ante la imposibilidad de corregir el rumbo de la guerra en la provincia. Huye a Nerja al tiempo de que deja desamparados a los grupos de milicianos que combatían en los diferentes subsectores.

La entrada de los sublevados en Málaga se produjo en la madrugada del 7 al 8 de febrero de 1937. Tenemos constancia de una desesperada llamada de un capitán de milicias de Cártama, capitán Malueza, ese mismo día 7 por la tarde, al Jefe de la Base Naval de Málaga, Tte. Coronel Baudillo San Martín.

En dicha comunicación Malueza pregunta por qué no le han puesto con el Alto Mando, a lo que Baudillo responde desconocer la causa pero se ofrece a escucharle por si pudiera ayudarle. A lo que Malueza le vuelve a preguntar, en esta ocasión, que dónde está Villalba. El jefe naval le responde que no sabe y que cree que él mismo y algunos marinos a su cargo son los únicos que quedan en Málaga. Según sus declaraciones ya no quedaban militares en la ciudad.

Malueza alerta a Baudillo de que los sublevados están “copando” Torremolinos y piden ser trasladados, él y los 300 hombres que tenía a su cargo, a Málaga para ayudar en la defensa de la ciudad. Así mismo se pregunta que dónde están las municiones que habían solicitado, así como el apoyo de la aviación.

Dichas municiones así como aviones rusos, se les habían prometido dos días antes diciendo que ya estaban en camino, por parte de un asesor ruso y el comisario de turno en nombre de Stalin. Sin embargo jamás llegaron.

Por su parte el jefe de la Base Naval llamó a la central ferroviaria para enviar allí un coche a recogerlos. Sin embargo también la estación estaba abandonada. Malueza decepcionado le contestó -“tanta mierda de Revolución para esto. Nos han vendido en Valencia comapañeros”-. Baudillo San Martín le mostró también su preocupación porque ni él mismo sabía como iba a salir de allí; ya que, a pesar de que tenía orden de abandonar Málaga le fue imposible porque dos buques de los sublevados estaban en la bocana del puerto.

Al final lo único que pudo ofrecerle Baudillo es: -¡Vete de allí como puedas! ¡Como Dios te de a entender, no puedo hacer nada!

Tenemos constancia de el propio Ministro llamó a Villalba para recriminarle que hubiera abandonado la ciudad -tú no has debido salir vivo de Málaga- y ordenándole volver. No obstante dichas órdenes tampoco serían cumplidas. La voz de Villalba al teléfono transmitía verdadero pánico.

Por su parte sobre las 20,00 horas de dicho día 7 el general José Asensio comunica con Baudillo para conocer la situación y preguntarle por la llegada de la escuadra que se había previsto para las cinco y media de la tarde. El Tte Coronel respondió que a estas alturas ya nadie creía en la llegada de la escuadra. El General le dice al final que organice él la defensa de Málaga como pueda. Baudillo responde que él sólo tiene una pistola y varios marineros y milicianos: ¿Qué podía hacer?.

Cuatro horas después, a las doce y media de la madrugada del 7 al 8 de febrero, Baudillo permanece aún en el edificio de Italcable y contacta con Villalba. Le pregunta cuál es su decisión sobre Málaga, pero este le pregunta asomabrado que dónde está. Cuando Baudillo le responde que en el edificio de Italcable; Villalba incrédulo le increpa afirmando que eso no puede ser porque a las 9 y media de la mañana los fascistas habían entrado en la Caleta deteniendo a gente. Continuó diciendo que si no había recibido la orden de evacuación a lo que éste le respondió que sí, pero que no se fue porque no estaba acostumbrado a desertar. Villalba por su parte de nuevo le prometió que volvería para Málaga, lo que tampoco cumplió.

A favor de Baudillo hoy podemos decir que llevaba razón; pues las tropas de Franco llegaron a las afueras de Málaga el día 7 pero como algunas columnas llegaron ya casi anochecidos, esperaron a la mañana del día 8 para entrar y así evitar emboscadas durante la noche.

Como podemos ver en esta breve correlación de los hechos, fueron muchos los errores cometidos por la República en la Toma de Málaga. Omisiones entre los cuerpos militares, falsas promesas, miedo, etc. Que desembocaron en una tardía huída de la población civil, con las consecuencias trágicas que produjo el éxodo.

Estas situaciones produjo muchas paradojas. Por ejemplo hubo armamento que llegó a Málaga el día 6 como un par de tanques rusos y ametralladoras antiaéreas que ni siquiera llegaron a montarse. Miles de milicianos esperaban órdenes para acudir a los frentes y nunca las recibieron. A todo esto el grueso del Ejército ya había abandonado la ciudad, cobardemente (por las consecuencias que trajo), dos días antes.

Sobre la orden de evacuación conocemos por las conversaciones telefónicas que sí existió entre el cuerpo del Ejército, sin embargo no entre los milicianos y la población civil cuyo conocimiento les vino a través de rumores, cuando ya era demasiado tarde, o sea el mismo día 7. Hoy sabemos por hemerotecas y por el propio parte de guerra correspondiente al día 8 de febrero de 1937 que, a la entrada de las tropas sublevadas en la capital ese día, miles de personas salían aún de la capital en dirección Motril; siendo víctimas de la persecución de las tropas italianas y el bombardeo de la armada. También, para colmo, entre la población civil huían miles de milicianos, sin uniformes, que habían resistido en la ciudad hasta la entrada de los nacionales y éstos estaban al tanto de tal circunstancia.

A tenor de los datos que hoy conocemos, creo que no nos equivocamos al pensar que la orden de evacuación, que según los historiadores no se dió al menos a la población civil, tendría que haberse dado al menos dos días antes para que así hubiesen estado alejados, los huídos, del enfrentamiento. Máxime sabiendo la República ya que el día 5 de febrero, el coronel Villalba y casi todo el Ejército habían abandonado la ciudad para ubicarse en Nerja y desde allí intentar contrarrestar el avance de los sublevados. Tampoco se advirtió ni a la propia Armada de Málaga, republicana, que la escuadra que había salido de Almería a las 10 de la mañana del mismo día 7 y que tenía que defender la ciudad había quedado paralizada por varios destructores alemanes, mientras se hacía creer que pronto llegaría. Además resulta sospechoso que el cuerpo militar huyera delante de los desplazados civiles como si hubiesen querido usarlos de parapetos.

Esta actuación produjo una desbandada de seres indefensos huyendo por la carretera Málaga-Almería y blanco de los bombardeos y ataques aéreos de los nacionalistas, se habla de más de 100 mil personas las que huyeron.

Los habitantes de Málaga habían sido víctimas de muchas traiciones durante el período en el que se desarrollaron las operaciones nacionalistas en la provincia y, aunque no se sabe una cifra exacta, miles de personas indefensas y abandonadas perdieron la vida en aquel confuso y desorientado éxodo surgido por la negligencia de unos mandos militares que no estuvieron a la altura, ya que con un poco de previsión militar pudieron haberlo evitado.

De hecho, testimonios directos de milicianos supervivientes, dan fe de la sorpresa que les produjo el desarrollo de tales acontecimientos ya que varios miles estaban preparados para defender la ciudad y no pegaron “un tiro”. En total fueron 200 los muertos (80 de ellos defendiendo como héroes y sin apoyos militares la Fábrica de Azúcar), por los nacionalistas en la batalla a las entradas de la ciudad. Se sabe también que 400 militares y milicianos se entregaron a Queipo de Llano a su entrada en Málaga, entre ellos 150 oficiales, tal vez, aunque esto no lo podemos afirmar, uno de ellos fuese Baudillo San Martín y parte de los 300 milicianos de Cártama, ya que algunos de éstos murieron en dicho frente. Unos 2000 milicianos fueron hechos prisioneros.

En cualquier caso desde luego la actuación de la República en la provincia malagueña dejó mucho que desear, amén de que no estaba exenta de verdaderas barbaridades cometidas durante los 7 meses de Gobierno republicano, tras el levantamiento. La confusión reinante en toda la campaña y la omisión, no sólo a la ciudadanía y milicias, sino también entre los propios militares, de los planes para la defensa de la ciudad, creó falsas expectativas entre la población reaccionando cuando ya era tarde.

Para colmo a Rusia tampoco le interesó ayudar a Málaga si no se les daba a ellos todo el mando de las operaciones en la provincia. Estas pretensiones políticamente no fueron aceptadas por el Gobierno de Valencia en su pugna con sus socios comunistas, factor que contribuyó decididamente también a la caída y tragedia de la ciudad y de toda la provincia.

ATC Journal. ¡Llevamos la información!

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